 Después de la nevada caída en  Liébana días pasados, la cuadrilla 103 se encaminó a cazar de nuevo al lote de  Margaperas, donde ya lo hicieron hace un mes con un resultado negativo, ya que  bajaron del monte sin ningún jabalí. En esta ocasión y debido a la templanza de  días pasados, la nieve apenas les inquietó y a las 8 de la mañana ya estaban  todos en la Viñona para presentar la documentación ante la Guarda de caza.
Después de la nevada caída en  Liébana días pasados, la cuadrilla 103 se encaminó a cazar de nuevo al lote de  Margaperas, donde ya lo hicieron hace un mes con un resultado negativo, ya que  bajaron del monte sin ningún jabalí. En esta ocasión y debido a la templanza de  días pasados, la nieve apenas les inquietó y a las 8 de la mañana ya estaban  todos en la Viñona para presentar la documentación ante la Guarda de caza.  
                          Bonito día el que amaneció el  sábado, aunque a esas horas el frío era bastante intenso, pero en cuanto el sol  fue levantando, la temperatura también, aunque los cazadores que les tocó  cubrir por sitios sombríos se quejaron de frío, y es que la nieve estaba ya muy  cerca.
                          El lote de Margaperas es  un lote de los más pequeños de Liébana y está entre los pueblos de Avellanedo y  Vendejo. Es un lote difícil para cazar, es alargado y estrecho, lo que conlleva  que tiene que cubrirse muy bien, ya que es muy fácil que los jabalís (y los  perros) se salgan del lote. Tanto unos como otros no  saben de mojones ni de fronteras.  
                          Una vez iniciada la cacería, pronto  empiezan los perros a ladrar, pero….., “son rayones, acabo de ver tres o cuatro  y son muy pequeños. Voy a ver si puedo sacar los perros de aquí porque empiezan  a dar vueltas y no acaban”, avisaba Chanchel.
             De nuevo entra en funcionamiento  la emisora: “Acaban de levantar los perros unu muy grande encima de Avellanedo,  atentos que va a toa leche”, avisaba Raúl. El jabalí no esperó a que nadie le  acariciase y se fue derecho donde estaba Francis que le vio venir y después de  meterle en la mira le soltó un par de disparos. El marrano dio un salto, se  echó a rodar, se volvió a levantar, atravesó la carretera general que sube a Piedrasluengas  y marchó en dirección a lote de Calejo- Linares, no sin dejar un rastro de  sangre. Como era un lote distinto al que se estaba cazando, no se le pudo  seguir el rastro.
De nuevo entra en funcionamiento  la emisora: “Acaban de levantar los perros unu muy grande encima de Avellanedo,  atentos que va a toa leche”, avisaba Raúl. El jabalí no esperó a que nadie le  acariciase y se fue derecho donde estaba Francis que le vio venir y después de  meterle en la mira le soltó un par de disparos. El marrano dio un salto, se  echó a rodar, se volvió a levantar, atravesó la carretera general que sube a Piedrasluengas  y marchó en dirección a lote de Calejo- Linares, no sin dejar un rastro de  sangre. Como era un lote distinto al que se estaba cazando, no se le pudo  seguir el rastro. 
                          Poco después los perros levantan  del encame a otro marrano también de buen porte, que emprende una veloz  carrera, y también encima de Avellanedo le esperaba Jorge Cuevas que le soltó  un disparo, pero el jabalí siguió su ruta, no sin dar un par de revolcones. Jorge  no le pudo hacer más disparos, pero se acercó por donde se había metido y “atentos  arriba….., va dejando un rastru de sangre…….”. Allí estaba Francisco de la  Vega, de Pendes, que le vio llegar, apuntó y en cuanto apretó el gatillo, el  jabalí cayó redondo. “Ya le maté, sí, es bastante grande”, avisaba Francisco.  Pero en cuento se acercó al jabalí, pudo comprobar que sólo tenía un orificio  de bala, y si venía soltando sangre, como así se demostró, la duda le entró al  cazador. “O entró la bala por el mismu agujeru, o se murió del susto que le  dí”, como así fue. Era el primero de la jornada que se le apuntó a Jorge y  rondaba los 80 kilos.
             “Atentos que los perros de David llevan  un jabalí muy grande…., atentu Benjamín que ahí te va…….”, avisaban ahora por  la emisora. Benjamín no es de los que se ponen nervioso ante una oportunidad  así, empuñó el rifle con firmeza y fue buscando al jabalí. Pero no contaba con  la adversidad del sol que le daba completamente en la cara y no pudo apuntar en  las debidas condiciones. La consecuencia fue que dos disparos fueron insuficientes  y el jabalí cogió aún más velocidad cruzando la carretera en dirección a  Vendejo. Y lo peor de todo es que con el jabalí se  marcharon también varios perros.
“Atentos que los perros de David llevan  un jabalí muy grande…., atentu Benjamín que ahí te va…….”, avisaban ahora por  la emisora. Benjamín no es de los que se ponen nervioso ante una oportunidad  así, empuñó el rifle con firmeza y fue buscando al jabalí. Pero no contaba con  la adversidad del sol que le daba completamente en la cara y no pudo apuntar en  las debidas condiciones. La consecuencia fue que dos disparos fueron insuficientes  y el jabalí cogió aún más velocidad cruzando la carretera en dirección a  Vendejo. Y lo peor de todo es que con el jabalí se  marcharon también varios perros. 
                          Al que no le molestó el sol fue a  Angel Cuevas, de Salarzón, que no dudó en disparar a un jabalí que venía a una  buena distancia de los perros, pero Angel estaba atento y de un par de disparos  vio cómo rodaba la mole por el hayedo, pues era un buen ejemplar. “Ya le maté,  creí que se me escapaba, pero aquí le tengo”, avisaba un eufórico Angel que  hacía ya una buena temporada que no había tenido la oportunidad de tocar pelo. 
                          Eran ya las tres de la tarde y  prácticamente se había andado todo el monte, así que José Angel, el jefe de la  cuadrilla, les avisa que vayan recogiendo los perros y que fueran bajando a la  Viñona para disfrutar de una sabrosa comida. 
                          Entretenida a medias resultó la  cacería, se levantaron cuatro jabalís grandes y se cobraron dos, que no está  nada mal, ya que Margaperas es un lote difícil para el cazador, muchas  pendientes y pocos sitios para poder disfrutar de una buena jornada de caza.