 Bonita mañana la que amaneció el  sábado en Liébana. Fresca, pero ideal para ir de caza a Bedoya, a Bicobres  Norte, donde la cuadrilla 103 le toca cazar.  El lugar de concentración, una vez más, fue  Ojedo, donde los Guardo, donde se sortearon los puestos mientras se presentaban  las acreditaciones a la Guardería.
Bonita mañana la que amaneció el  sábado en Liébana. Fresca, pero ideal para ir de caza a Bedoya, a Bicobres  Norte, donde la cuadrilla 103 le toca cazar.  El lugar de concentración, una vez más, fue  Ojedo, donde los Guardo, donde se sortearon los puestos mientras se presentaban  las acreditaciones a la Guardería.
            “Estuvimos ésta semana viendo el  monte y la verdad que no es para tirar cohetes”, les va informando José Angel,  el jefe de la cuadrilla. “Hay muy pocos jabalís, tanto arriba como en los  pueblos. El castañeu de Cobeña está sin pisar, algo que nadie recuerda y tampoco  se ven hozaduras en los praos. Esti añu no hay jabalís en Liébana…..,  vamos a echar lo primero la parte alta del  lote, desde Sardanes hasta el Collau y Canal Mayor. Los monteros van a entrar  por Sotoja y la Cabanilla y por la tarde echaremos de San Pedro a la Burdia”,  siguió dando las instrucciónes. 
                          Una vez que entraron los monteros  a escena, enseguida se dieron cuenta de la escasez de jabalís. Vueltas y más  vueltas, voces y más voces, pero ninguna demanda. Fueron los perros de David  los que primero entraron en escena. En La Pandilla sacaron de su encame a un  marrano que emprendió una marcha maratoniana, ya que atravesó la barrera de los  puestos en Retorturas y se enfilaron, tanto el jabalí como los perros, en  dirección a Salarzón. Allí ya no había peligro. 
                          Eran ya las doce de la mañana y  en vista que estaba ya todo el tomate vendido, el jefe de la cuadrilla da la  orden de que hay que cambiar para echar la zona que va desde San Pedro y Salarzón  hasta la Burdia, cubriendo también la Calleja de Sária y manteniendo los  puestos que había en los Llaos. 
                          En ese medio tiempo, mientras se  hacía el cambio, se oyen de nuevo los ladridos de los perros. Son otra vez los  de David que, después de pasear por Salarzón al jabalí que se había escapado  por la mañana, de nuevo le vuelven a meter en el atolladero. Un invitado, Nisi,  de Espinama, fue el encargado de rematarle en la Burdia y terminar con la excursión  que había emprendido por la mañana.
                          Los puestos que había arriba, en  el Collau, se quejaban de que llegaban los perros pero sin jabalís. Todos  intentaban meterse para el lado de Pasaneu. “Se conoce que anoche hizo aire y  los jabalís se metieron para la zona de Cordancas…...”, avisaban. Pudieron  recoger varios perros, pero otros se escaparon y se salieron del lote detrás  del rastro de los jabalís. 
                           >Y lo que parecía una mala noticia,  se volvió providencial, ya que esos perros llegaron hasta los jabalís y los  lograron meter de nuevo en el lote. “Acabo de ver tres jabalís que bajan de los  Llaos en dirección al Chozu. Tres, no, son cinco. Nooooo …., son sieteeeeeee….”,  avisaba Anibal.
>Y lo que parecía una mala noticia,  se volvió providencial, ya que esos perros llegaron hasta los jabalís y los  lograron meter de nuevo en el lote. “Acabo de ver tres jabalís que bajan de los  Llaos en dirección al Chozu. Tres, no, son cinco. Nooooo …., son sieteeeeeee….”,  avisaba Anibal. 
                          Aquello prometía y de hecho así  fue. Pronto llegaron a la Sieta y allí, a la cabecera de los praos, estaba  Abelín para pararles. Sólo logró detener  a uno, porque los demás se dispersaron al oir los  disparos. Unos se volvieron en dirección a la Dobra y otros dos la emprendieron  por la Peña de la Ventosa arriba. Lo nunca visto: dos jabalís y tres perros  trepando por los riscos de la Peña, encumbrarla y luego bajar por la parte  trasera en dirección a Poda, evadiendo a los cazadores. 
                          Un cazador que este año está en  racha es Francisco de la Vega, de Pendes. Hoy, para no perder la costumbre,  volvió a lucirse y remató a un jabalí que pretendía también fugarse a lugares  más seguros, pero Kiko no se lo permitió. Ya es el tercero que mata ésta  temporada, y los que quedan…..
                          Otro que tampoco lo está haciendo  nada mal, es el montero Sergio que hoy volvió a tener la ocasión de disparar  con acierto a un jabalí que traían sus propios perros. Dos disparos fueron  suficientes para ver a los sabuesos cómo le mordían. 
                          Y parecido podemos decir de Jorge  Cuevas, que también repitió, disparando a un jabalí que pretendía pasarse para  la zona de Cobeña, pero allí estaba Jorge para impedírselo. 
                           Un invitado, desconozco su  nombre, fue el encargado de hacer nuevos disparos a un jabalí, pero el marrano se  dio un revolcón y siguió su marcha. El cazador estaba seguro que le había  acertado, pero no lo suficiente. “Va dejando mucha sangre…., que traigan los perros,  no puede ir muy lejos….….”, avisaba. A los  pocos minutos allí estaba Raúl Mena con sus sabuesos para seguir al jabalí. No  tardaron en alcanzarle, pero el marrano se revolvía y les atacaba, a la vez que  seguía su camino en dirección a Rucabrejo. Allí se metió en la riega con los  dos perros de Raúl, pero el baño no fue placentero para ninguno de los tres, ya  que los perros intentaban meter mano al jabalí y éste les amenazaba con sus  afiladas navajas.
Un invitado, desconozco su  nombre, fue el encargado de hacer nuevos disparos a un jabalí, pero el marrano se  dio un revolcón y siguió su marcha. El cazador estaba seguro que le había  acertado, pero no lo suficiente. “Va dejando mucha sangre…., que traigan los perros,  no puede ir muy lejos….….”, avisaba. A los  pocos minutos allí estaba Raúl Mena con sus sabuesos para seguir al jabalí. No  tardaron en alcanzarle, pero el marrano se revolvía y les atacaba, a la vez que  seguía su camino en dirección a Rucabrejo. Allí se metió en la riega con los  dos perros de Raúl, pero el baño no fue placentero para ninguno de los tres, ya  que los perros intentaban meter mano al jabalí y éste les amenazaba con sus  afiladas navajas. 
                          Pudo llegar hasta allí el montero  para defender a los perros, pero no contaba con la furia del jabalí. “Que me va  a joder los perros, y se me viene….., que viene a por mí…., que me ataca…..”, gritaba  por la emisora Raúl. “Tranquilu, hombre, tú tranquilu y ponte por la parte de  arriba”, le contestaban. “Sí, ya estoy por arriba, pero el hijoputa se me viene……, yo no llevo arma, así que venir algunu para acá…....”, respondía ya muy  nervioso Raúl. “Súbete a un árbol, si puedes……, tú estate tranquilu, que ahora  baja Milio“. “Me cago en la leche……, espabilad, ¿dónde coño andáis?”. A Raúl  ya no le importaban los perros, era su propia integridad la que corría peligro.  Por fín llegó Emilio que se encargó de rematar al jabalí y Raúl pudo respirar  tranquilo porque tanto él como sus perros pudieron salir indemnes. “Menos mal  que le remataste, macho, el hijoputa se me venía a mí, voy a tener que traer para  otra ocasión una pistola”, remachaba Raúl ya más tranquilo. 
                          Y así, con ésta incidencia, se  dio por finalizada la cacería para disfrutar luego de una merienda-cena en los  Guardo de Ojedo, donde el principal protagonista en las conversaciones fue,  cómo no, Raúl Mena. Seguro que no tuvo frío por las orejas.
            Informó Abelín