Espléndida mañana la que amaneció el sábado pasado en Liébana. No se veía una nube y en Ojedo, donde los Guardo, se concentró la cuadrilla 103 para ir a cazar. Hoy toca ir al lote de Poda-Cordancas, un monte difícil donde hay mucha vegetación y donde los jabalís se encuentran a sus anchas.

“Estuvimos esta semana viendo el monte y me parece que vamos a tener que sudar tinta porque apenas se ven rastros, únicamente arriba, en Pasaneu y por los Tejos se ve algo revuelto. Vamos a cubrir por toda la cordillera y los monteros vamos a empezar por Cicera, solamente entrarán dos por Lebeña”, les indicaba Chanchel, el jefe de la cuadrilla.

Una vez colocados los puestos pronto empiezan las emisoras a funcionar. “Acabo de ver por lo menos una docena, van todos juntos en dirección a Pasaneu”, les indicaba Jesus Caviedes que estaba de puesto en Treslaventa. “A ver si traéis algún perro porque se metieron al monte y de ahí no salen solos”, continuaba el cazador.

Pronto llegaron los perros que emprendieron la difícil misión de sacar a los jabalís al descubierto. Pero en Cordancas se formó un revuelo considerable porque los jabalís se dispersaron y los sabuesos cogían demandas por todos los sitios. Había más jabalís que perros.

Los que conocen el monte saben que es muy difícil  batirle y andar por él. Las pendientes,  las canales y sobre todo la espesura y el ramaje de los brezos son para los jabalís el mejor refugio para esconderse y no salir de allí. Los pocos que se animaron a salir, tuvieron la suerte de poder escabullirse entre los turistas, ya que hoy hubo que añadir otro inconveniente. Estaba tan buen día que la "Braña de los Tejos" se llenó de visitantes y fue un incordio para los cazadores ya que en alguna ocasión tuvieron que renunciar a disparar por el peligro que existía para las personas. No se puede tener un sitio tan precioso para ir a cazar jabalís…...

De todos modos hubo varios disparos, pero con poco acierto. Tuvo que ser Moro, un invitado de Revilla de Camargo, el que acertó a detener un precioso jabalí. Estaba por encima de la bocamina de Pasaneu y los perros traían al marrano desde el hondón de Cordancas. El jabalí tuvo la osadía de salir al descubierto y allí Moro no desperdició la ocasión para dejarle tieso al lado del pozo de Pasaneu.

Eran ya las cuatro de la tarde y viendo que los perros ya estaban cansados, Chanchel tomó la emisora y “vamos todos para abajo, vamos a comer a los Guardo que nos tiene preparado una paella”. Allí terminaron “matando”  jabalís, pero sólo de “picu”. Así los mata cualquiera.