Parecía que no iba a amanecer nunca cuando los cazadores de la cuadrilla 103 se reunieron en Ojedo para ir a cazar a Bedoya. Agua a cántaros y viento a reventar. Algunos cazadores comentaban que sería mejor suspender la cacería, pero enseguida Chanchel, el jefe de la cuadrilla, fue tajante cuando….. “Vamos a ir al monte. Estoy seguro que para el miércoles estará mejor día que hoy, pero tener en cuenta que entre semana van a faltar muchos y algunos, hoy mismo, vienen desde Santander y no les vamos a mandar otra vez para allá sin ir a cazar. Estuvimos viendo el jueves el monte y hay bastantes jabalís, sobre todo en la parte alta. Ya se marchó la nieve y vamos a echar desde Sotoja a Canal Mayor, cerrando por La Burdia, Retorturas, el Collau, Sandelasierra y por el otro lado desde Sotoja a Jayumenudu hasta Canal Mayor. Para cerrar bien vamos a mandar a cuatro puestos que suban por Cahecho para que cubran la parte de Primasejas”.
Hoy Chanchel estaba muy parlanchín y seguía dando más instrucciones. “Están echando el hormigón en la Calleja de Sária y no se puede subir en coche, así que los que vayan a Canal Mayor tienen que rodear por Salarzón”.
Una vez terminado de presentar las acreditaciones y procesado el sorteo de los puestos, los cazadores emprenden en los jeeps el camino cada uno a su destino. Cuando dejaron en Jayumenudu el vehículo, algunos aún tenían que subir un buen trecho para llegar hasta Canal Mayor. Apenas descendieron de los vehículos empezaron a sonar las emisoras. “Acabo de ver por lo menos diez jabalís que salieron de Llanu Cerezal para el Collau, atentos arriba. No, no son diez, son unos cuantos más”. Y pronto empezó un intenso tiroteo. “Sí, era un rebañu de ellos y se pasaron para la parte de Lamasón, pero dos se quedaron atrás. Aquí los tengo dando los últimos alientos”, comentaba Pablo, el hijo de Santos el de Espinama, que hoy estaba de invitado.
“Estoy en Sardanes y los perros acaban de levantar un jabalí que salió de la riega. Cruzan para la Patatera, es muy grande, le acabo de ver”, anunciaba por la emisora Raúl. El jabalí no tardó en salir a la Pandilla y allí estaba de puesto Primo que se echó el rifle al cuello y le tiró por tres veces, pero el jabalí logró salir de la refriega y se pasó por el Chozu para el lado de la Sieta. Hoy en la Sieta no había puestos.
El día climatológicamente era malo para los puestos, sobremanera para los puestos que estaban altos ya que el agua, el frío y el fuerte viento era insoportable, pero por otra parte era bueno para que los jabalís salieran de entre las piedras. Y si no que se lo pregunten a Mena que le llegaron tres y el bueno de Mena vació el cargador pero los marranos quedaron en el monte para refriegas posteriores.
El que no falló fue Pepe el de Ojedo, que es montero. En Llandelestal se tropezó con un jabalí y pensó: “Por aquí no pasas…..”. Y no pasó ya que Pepe no dudó en pararle los pies de un certero disparo.
“Por Rejedas acaban de cruzar cuatro jabalís, atentos en Canal Mayor que van sin perros.....”. Los puestos debajo de la Peña de las Segás estaban bien cubiertos, pero el frío que estaban pasando era insufrible. Los cuatro jabalís no llegaban al destino deseado y tuvieron que meter los perros para moverles. Y claro que les movieron de forma que llegaron a los puestos y el tiroteo que se generó fue descomunal.
El primero en hablar fue Abelín que casi nunca falla. “Aquí tengo un jabalí, salió debajo de la Peña y casi no le veo, pero cayó”.
Un trozo más abajo estaba Félix, un invitado de Cabariezo, que también quiso sumarse a la fiesta y mató al siguiente. “Bajó rodando hasta el río, tenéis que venir alguno a ayudarme a sacarle”.
“A ver Chanchel, esto no hay quién lo aguante, yo me retiro, hace muchísimu fríu……..”, comentaban desde el Collau de Taruey. “Vamos a ver si logramos el cupo, nos falta sólo uno”, respondía el jefe de la cuadrilla.
Y no se tardó en alcanzarlo. Una vez más, Abelín fue el encargado de cortar la carrera de un hermoso jabalí que intentaba pasar para la parte de Cahecho. “Aquí le tengo, venía por el senderu a toda leche y yo creo que no me vio”, comentaba luego el cazador.
Era poco más de las doce de la mañana y “vamos todos para abajo”, avisaba Chanchel dando por finalizada la cacería.
Una jornada donde salieron muchos jabalís, los perros pudieron trabajar lo que quisieron, lograron morder y no pasaron frío. Al contrario de lo que les ocurrió a los que estaban en los puestos, ya que el agua y el viento les dejó ateridos.
Menos mal que en Ojedo, en los Guardo, tenían preparada una sopa de marisco bien caliente con un buen plato de patatas fritas y un picante picadillo. Allí pasaron la tarde satisfechos, con la algazara propia de estos casos, donde las bromas, los chistes y las canciones no faltaron.
Informó: Abelín