Por todos es conocido los malos momentos que estamos sufriendo todos por culpa de la pandemia. El problema es gordo, y el mundo de la caza no queda al margen. La temporada se estaba celebrando con mucha prudencia y vigilancia por parte de las cuadrillas, pero debido a las últimas disposiciones oficiales surgen las dudas sobre la continuidad de la temporada cinegética.
Por fin, parece que se optó por seguir cazando con las lógicas y precisas medidas sanitarias que contribuyan al debido control de la epidemia.
Con éstas premisas, la cuadrilla 31 cazó el pasado fin de semana en el lote de Bicobres Sur, reuniéndose, como acostumbra éste año, en la Parilla de Mieses para recibir las oportunas recomendaciones y pasos a seguir de parte del jefe de cuadrilla Juan Carlos Gutiérrez.
“Estuvimos viendo el monte y parece que por la zona de Llayo hay jabalís, también entre Frama y Cambarco. Lo normal es que éste lote se eche en dos veces, pero hoy somos pocos. Hay gente que tuvo reparos en venir a cazar, por eso tenemos que abarcar prácticamente todo el lote de una vez, cubriendo de Cambarco a Cahecho, y Peñalaju bajando hasta por encima de Llayo. Tenemos sólo 21 puestos, así que atentos y vamos allá”, les anunciaba el jefe de la cuadrilla.
No empezó bien la cacería, los jabalís no aparecían y después de recorrer prácticamente todo el lote por fin encima de San Tirso salen dos marranos perseguidos por los perros de Clemente. “Van en dirección al Collau Taba, unu es grande y el otru pequeñu. Atentos que suben a tou gas”, anunciaban por la emisora.
Un poco más arriba del Collau estaba Jesús Carlos siguiendo con la máxima atención el recorrido de jabalís y perros y tuvo la suerte de que se le presentó uno a poca distancia. El montero echó rápidamente mano al rifle y encaró al primer jabalí. Era el mayor de los dos y recibió la “cosquilla” de la bala, pero no fue suficiente, ya que siguió su camino en dirección a Peñalaju adentrándose en Lobá, terreno ya fuera del lote. Después del trance, Jesús Carlos se estaba lamentando del poco acierto, cuando se le presenta el jabalí más pequeño. “Ahora es la mía, no se me puede escapar…..”, pensó en un instante. Y no se le escapó. Un disparo fue suficiente para dejarle a merced de los perros.
Caso parecido le pasó al también montero Manuel Pando en la Borial. Se le presentaron dos jabalís y les pudo tirar a los dos con el resultado de ver a uno de ellos patas arriba. “Se me escapó el mayor, creo que era la madre y también la pegué, pero se escapó para la zona de Vallejas”, anunciaba el montero.
Encima de Llayo tuvo lugar también un duro y sangriento enfrentamiento entre los sabuesos y un jabalí de gran porte que estaba encamado y no quería salir de la guarida. Después de varios intentos, los sabuesos ya se hartaban y decidieron adentrarse en aquel laberinto, con un lamentable resultado, ya que el jabalí alcanzó a dos perras, una de Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla y otra de José Salceda. Ambas tuvieron que pasar por el veterinario de turno.
Así se dio por finalizada la cacería, un día muy bueno en cuanto a la climatología, y regular en cuanto al resultado porque salieron pocos jabalís, y lamentos por los percances de las dos perras.
Informó: Adrián |