Bedoya dispone de una extensa superficie de bosque, creo que en más del 80% de su territorio predomina el arbolado. Al ir abandonando las tareas de labranza, la frondosidad se ha ido extendiendo y le reforestación ha crecido, y está creciendo, de una forma importante. Lo que hasta hace poco eran praderías para abastecer de hierba a los ganados, ahora se está repoblando con árboles, algunos plantados por el hombre y la mayoría por su propia propagación.
Muchas subastas de madera, principalmente roble y haya, salieron del valle rumbo a otras tierras. Muchos barcos, (para construir un galeón se necesitaban unos 2.000 robles), muchas traviesas de ferrocarril, muchas minas, muchas viviendas, muchos puentes son, o fueron, razón y huella de la riqueza maderera del valle.
Hay que hacer constar que la tala del arbolado estuvo siempre supervisada y regulada por los mismos vecinos, mediante las ordenanzas del Concejo; éstas eran fieles y escrupulosas cuidadoras y protectoras de la conservación y explotación de nuestro bosque: "que ninguna persona pueda cortar, ni corte por el pie de encina, roble, escoba, ni otra cosa alguna, porque se han de guardar para guarecer los ganados de este Concejo en tiempos de nieves, pena de que cualquiera que apareciere cortar por el pie encina, cajigo o enebro, pague por cada vez un miedro de vino y por cada caña, media cántara, y por cada coloño de escobas, dos azumbres, además de que el Concejo pueda disponer del tal árbol que así se cortare". (Art. 50).
"Que si algún vecino quisiere armar, o reedificar alguna casa en este valle, la madera con que hubiere menester, lo pida en el Concejo y se le dé lo necesario, señalándole dónde lo ha de cortar; y que sea en donde menos daño haga; y sin pedir dicha licencia, ninguno corte dicha madera". (Art. 55).
La vegetación de la comarca es muy peculiar con presencia de ejemplares típicamente mediterráneos, como la encina y el alcornoque, entremezclados con bosques de tipo atlántico, como el hayedo y el robledal. La encina, junto con la cagiga, tiene una presencia importante en las zonas bajas de la comarca. El roble tocio está muy extendido; éste es resistente a heladas y nevadas tardías, situándose preferentemente en las solanas, desde los 400 a los 1.300 metros. El roble albar se sitúa en valles o laderas suaves y en umbría, donde se encuentra desde los 500 a los 900 metros.
El hayedo, es el bosque más numeroso en Bedoya, situándose en laderas de umbría desde los 600 hasta los 1.300 metros. El abedul, se encuentra en pequeñas manchas, en el límite superior de algunos hayedos y el castaño se manifiesta en bosques mixtos o en ejemplares aislados centenarios. El alcornoque, o sufra, se sitúa generalmente en las laderas expuestas al sol, desde los 400 a los 800 metros.
Otros árboles dignos de mención, que aparecen a medida que el terreno va cogiendo altura, son el tilo, espinera, enebro, acebo, y por fin nos encontramos en las zonas más altas con el tejo.
En el año 1.829 se hizo un recuento del arbolado con estos resultados:
Robles con más de 20 años: 15.150
Castaños con más 20 años: 1.600
Encinas con más 20 años: 180
Nogales con más de 20 años: 150
Hayas: 1.006.000
En el año 2.004 estos datos, exceptuando los castaños que sufrieron una notable regresión, con toda seguridad nos parecen irrisorios, ya que la vegetación, en el presente, es mucho más amplia y variada.
|
Buen ejemplar de roble
|