Cuadrilla 31

 

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En Bicobres la cuadrilla 31 mató cuatro jabalís en un día marcado por el agua

 

Clemente mató un buen ejemplar

Mañana de perros la que amaneció el pasado Domingo día 17. Y digo de perros en el amplio sentido de la palabra, ya que, por una parte, en San Pedro de Bedoya había un monumental bullicio debido a los perros que permanecían en las jaulas de los remolques; y por otra parte caía un denso y tupido aguacero que ponía en duda la celebración de la misma cacería.

De hecho, a las 8 y media, Tasín, el jefe de la cuadrilla 31, anunció su suspensión. "Es lo mejor, con esta agua no se puede ir al monte, la vamos a dejar para el jueves". En cuanto el día iba clareando, los cazadores pudieron observar que en los Picos de Europa había una fina capa de nieve y lo mismo ocurría en la Peña de las Segás.

Pero resulta que siempre que llueve, luego escampa y ante ésta circunstancia y coincidiendo que aún estaban todos los cazadores en el lugar de concentración, así como la guardería, decidieron arriesgarse y echar la cacería.

Los tiros se colocaron desde el mismo San Pedro cubriendo por Carondino, Llandelpozo y toda la cordillera del monte Lobá hasta la ermita de Sierratama. Los perros entraron por Sierratana y Miseja.

Enseguida "barrieron" toda la Cuesta del Joyal y los jabalís trataron de cruzar por el cortafuegos a terrenos de Bicobres Sur, pero en dicho cortafuegos les estaban esperando los componentes de la cuadrilla 31.

Por todos es sabido lo complicado que resulta para los cazadores atinar en un cortafuegos. Es tan poco el recorrido donde se avista al jabalí (unos 20 metros ) y tan rápidos los animales, que cuando te das cuenta ya han cruzado la raya fatídica. Hay que ser un "vivales" para poder pararles los pies. A todo esto hay que añadir las complicaciones meteorológicas de la jornada en que la mayoría de cazadores tenían que resguardarse debajo de un paraguas.

Se dieron casos de algún cazador, como el hoy invitado Tomás, que vio pasar delante de sus narices a siete marranos en una veloz carrera y mientras tiró el paraguas, cogió el rifle y se puso en posición de disparo, los jabalís ya habían puesto los pies en polvorosa. Y no fue el único, ya que al hijo de José Vicente también se tuvo que apartar para dejarlos pasar en dirección al carrascal de Llayo. Incluso al mismo su padre le ocurrió parecido y a Adrian, a Juanba, a Juan Carlos.., en fin solo quiero dejar constancia de lo difícil que resultó a los cazadores poder guarecerse de las inclemencias del tiempo y a la vez poder atender a la marcha de los jabalís.

Nica empezó la temporada muy fuerte, ya lleva matados dos jabalísAlgunos pudieron tirarles, como le ocurrió a José María Agueros, que en el Coteru de la Campana y mientras cogía un perro para que no se saliese de los terrenos del lote, en ese mismo instante vio cómo un jabalí trataba de huir. Soltó al perro, aún le dio tiempo a coger el arma que tenía en el suelo y logró dispararle, pero con nulo resultado, ya que el marrano logró huir.

Tiraron casi todos los que cubrían el cortafuegos, pero ya queda dicho que con muy poco acierto. El que se salvó de la quema fue José Antonio, el hijo del siempre recordado Vidal, quien tuvo la oportunidad de pararle los pies a un jabalí que en la Degollá intentaba cruzar la fatídica y última barrera del cortafuegos. Un único disparo sirvió para verle rodar y quedar completamente inmóvil hasta que llegaron los perros para zarandearle.

Poco tiempo después, los perros levantaron de su encame, en Carondino, a un marrano que se las prometía muy felices alrededor de las castañas que por aquellos cobijos hay. No le dio tiempo a andar mucho, porque a escasos cien metros de la cama estaba Clemente para acabar de despertarle, o dormirle definitivamente. Sonó un primer disparo y el jabalí lo logró esquivar, saliendo indemne de la quema. No tuvo igual fortuna con el segundo que le dio de lleno en una pata, pero aún logró seguir su ruta, hasta que por fin un tercer tiro acabó con todas las esperanzas de salir ileso de la contienda. Allí quedó inmóvil para disfrute de los perros que mordieron a rabiar. Era un buen ejemplar, con "una buena cabeza".

Más arriba, en Fuente la Espina, también hubo suerte. Marcos, el de Brez, estaba de puesto y los perros le iban marcando el camino que llevaba un jabalí. Poco a poco los ladridos se iban acercando hasta que pudo oír el estruendo que hacía el marrano entre las hojas secas de las hayas. Se parapetó detrás de una y esperó a que se acercase. No hizo falta esperar mucho; dos tiros fueron suficientes para hacerle rodar unos metros por el empinado monte.

Después de comer, Tasín les avisa que van a echar la zona de Cobeña, entrando los perros por Castro. El agua no cesaba, como no cesó en todo el día. Pronto cogieron demanda y por encima de la carretera general de Castro los perros levantaron a dos marranos. Eran bastante grandes y en cuanto los sacaron de sus encames, empezó el lógico tiroteo. Los jabalís intentaban meterse en la zona más espesa del camino viejo que va a Lebeña, pero no les dio tiempo. Al menos a uno de ellos que se tropezó con un certero Nica. Dos disparos le bastaron para dejarlo inmóvil para siempre, o por lo menos eso pensó Nica. El compañero también supo lo que era el resquemor de las balas, porque iba dejando sangre. Tanto cazadores como perros trataron de localizarle para rematarle, pero no es fácil atrapar a un jabalí herido. El animal fue más listo y logró cruzar la carretera general, vadear el río Deva y adentrarse en terrenos del lote de Arabedes.

Así se dio por finalizada la cacería marcada por una pertinaz agua que la deslució. Seguro que sin el agua, el resultado final hubiera sido muy distinto. Pero aún dio tiempo a vivirse otra circunstancia un tanto inaudita. Una vez dejado por imposible capturar al último jabalí herido, los cazadores fueron a recoger el que había matado Nica para subirle al remolque y la sorpresa que se llevaron fue grande. El jabalí ya no estaba donde había caído muerto. ¿Resucitó?. ¿No había llegado a morir?. ¿Alguien se apoderó de él?. Todo tiene una explicación y la única es la última. El jabalí había muerto, como lo verificaron por lo menos dos cazadores que estuvieron a sus pies, muy cerca de la carretera. Así que mientras seguían al jabalí herido, algún "listillo" se aprovechó de tal circunstancia y se llevó la codiciada presa a su casa posiblemente Desfiladero abajo.

Con éste atípico incidente se dio por terminada la cacería. No resultó lo que muchos esperaban, pero las condiciones climatológicas tuvieron buena culpa de ello.

(Datos facilitados por Miguel González)

  
CUADRILLA 31
Fecha
Monte
Jabalíes
Cazadores
18-09-10
Barcenilla-Carrascal
3
Nica, Elías y Álvaro
17-10-10
Bicobres Norte
4
Clemente, José Antonio Aramburu, Marcos Besoy y Nica
23-10-10
Poda - Cordancas
0
 
24-10-10
Montecubino
4
Miguel Angel, Antón, Elías y Nica
14-11-10
Cuesta Bernizo
2
Elías y David
26-12-10
Arabedes
8
José Antonio Aramburu (2), Adrian (2), Elías (2), Basilio y Angel Gtez. Soberón
02-01-11
Barcenilla-Carrascal
0
 
16-01-11
Vallejas de San Pablo
8
Oscar Antón (2), Carlos Posada (2), Angel Gutiérrez, Roberto, Héctor y Álvaro
22-01-11
Dobra y el Mazo
5
Juan (2), Fran, Bauti y Elías
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©Página creada por José Angel Cantero Cuevas