Cuadrilla 31

En Cordancas se pretendió cubrir en largo y no aparecieron los jabalís

 

Magnífico día para la caza el que amaneció el sábado dia 23 en Liébana. Había nubes altas que poco a poco se fueron debilitando y dejaron paso a un tímido sol que proporcionaba una temperatura muy agradable, aunque en los altos ya era otra cosa.

La cuadrilla 31 se reúne en Lebeña para cazar en Poda y Cordancas. Tasín, como jefe de la cuadrilla, es el que les da las instrucciones de rigor. "Vamos a cubrir por Poda, el Collau, Sandelasierra y Buzneu. Los perros van a entrar por Cicera," les señala.

Mientras los cazadores suben hasta los puestos, los monteros y perros se desplazan hasta Cicera para iniciar la cacería cuando Tasín diera la orden.

Cuando se soltaron los perros, nadie pensaba lo que iba a ocurrir; todos estaban esperanzados de que el día iba a resultar rentable en cuanto a capturas. De hecho los perros no tardaron en levantar, por lo menos los ladridos así lo denotaban. Por encima del pueblo de Cicera y camino de Arcedón hay muchos helechos y apenas que se veían a los perros y lo mismo a los jabalís. Pero el zumbido de los ladridos cada vez iba ascendiendo, señal que los perros iban tras ellos.

Para los que no conozcan el terreno, les diré que a medida que se va ascendiendo, van desapareciendo los helechos para dar paso a una gran masa arbórea, generalmente de hayas. Es el monte de Cordancas. Un monte difícil para todos, con mucha maleza, pronunciadas pendientes y mucho brezo. Para los perros y por supuesto para los monteros es un terreno muy complicado, pero esa dificultad se vuelve un bálsamo para los jabalís. Ahí se pueden refugiar, o guarecerse de todo intento de acoso por parte de los perros.

Hay que resaltar que mucho trabajaron los perros pero fueron incapaces de sacar de aquella maraña a los jabalís hasta el lugar donde se encontraban los tiros. El resultado es que vueltas y vueltas y más vueltas, pero con nulo resultado. Basta decir que los tiradores no vieron ni un jabalí en todo el día, a pesar de que los había, pero ya queda dicho: no salieron a los claros donde se encontraban esperando los cazadores.

Y para colmo tampoco salían los perros, hasta que, a base de mucho trabajo y después de estar ya agotados, fueron saliendo de aquel entramado. Tanto es así que por la tarde pretendian echar la parte de los "Gorgojos", pero no se pudo echar por la falta de perros.

Resumiendo, mucho trabajo con nulo resultado. Se pretendió cubrir el monte en largo y esa fue la gran equivocación. Y mañana hay que volver a cazar en Monte Cubino.

(Datos facilitados por Miguel González)

CUADRILLA 31

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