Aunque los partes meteorológicos anunciaban agua para el Domingo, amaneció un día bastante bueno, con nubes altas pero sin la siempre incómoda lluvia. Hoy toca cazar en Montecubino que está por encima de Dobres hasta el puerto de Pineda. No es un lote de los preferidos para los componentes de la cuadrilla 31 que hoy se les notaba cierto cansancio y si me lo permiten hasta mala cara. El día anterior habían cazado en Cordancas y no les fue todo lo bien que hubieran deseado ya que bajaron del monte en blanco.
Una vez que los puestos se colocaron en los lugares programados, Tasín dio la orden para que entrasen los perros. Había también algunas dudas por el trabajo de los canes. Dos días seguidos corriendo detrás de jabalís es una labor bastante complicada, que en la mayoría de las ocasiones no da buenos resultados por el agotamiento.
Arriba, en los puestos altos, los cazadores recibieron una sorpresa, ya no hacía el mismo tiempo que abajo, en el valle. Una pertinaz lluvia mezclada con nieve, les hacía refugiarse donde buenamente podían. Por fin dio comienzo la cacería y los perros respondieron bastante bien y no tardaron en levantar de su encame a un jabalí, que era pequeño. No le fue bien porque Miguel Angel Antón, de Turieno, se encargó de pararle los pies de dos disparos.
Era ya el mediodía y parecía que no iban a salir más marranos. Pero todo fue un espejismo porque los perros volvieron con renovadas fuerzas a levantar de su cama un jabalí que Fael Alonso, que hoy estaba de invitado, le mandó a descansar al limbo de un único disparo. Era también pequeño, de unos 30 kilos.
"Mirad bien otra vez la cama de onde salió a ver si quedaron más..., que es muy pequeñu y es fácil que esté con más....", se oía por la emisora. Volvieron allá con los perros, y cual fue la sorpresa que salió una jabalina con uno más pequeño.
Para complicar un poco más la jornada, a la mezcla de agua y nieve se le sumó una fina niebla que dificultaba la visión a partir de los 100 metros. Una dificultad que tuvo su importancia pues a Nica le pasó bastante cerca suyo la jabalina y por culpa de la niebla no la vio hasta que la tenía a escasos metros y no le dio tiempo a apuntarla con garantías suficientes. Un disparo solo sirvió para que la jabalina acelerase aún más su marcha.
Pero éste año Nica está de suerte. Se le escapó la madre, pero a los pocos minutos se lo volvió a presentar otra oportunidad y ésta vez ya no falló. "Ahí te va el pequeñu Nica....., ten cuidau.....," le advertían por la emisora. El jabalí venía "zumbando" fuerte delante de los perros y cuando le pudo divisar el cazador, el marrano se metió entre unas cuantas vacas que pastaban en la zona. Nica no se puso nervioso y esperó a que saliera de aquella encrucijada de animales. Una vez que salió y viendo el cazador que le podía disparar sin ningún riesgo para las vacas, le soltó dos disparos que fueron suficientes para que los perros se ensañasen con él. Ya queda dicho que no era muy grande, pero fue lo suficientemente listo para intentar huir entre los demás animales.
Encima del pueblo de Dobres estaban los perros de Angel Gutiérrez y no salían de un hormazo. "Ahí tiene que haber algo....", pensaba el montero y después de gritar y dar voces, los perros emprenden una veloz carrera detrás de un buen jabalí. "Acaban de levantar unu muy buenu.... y se meten abajo....", . Pero allí estaba Elías, el de Lomeña, que le impidió adentrarse en terrenos de Bárago, terrenos ya fuera del lote que hoy correspondía cazar.
Con niebla, agua-nieve y bastante frío, se dio por finalizada la cacería, viéndose en los cazadores mejores caras que por la mañana. No salieron muchos jabalís, pero hubo bastante acierto en los tiradores y se bajaron cuatro piezas en los remolques, que no está nada mal.
(Datos facilitados por Miguel González)