Cuadrilla 31

Los Reyes ahuyentaron a los jabalís en Barcenilla

La cuadrilla 31 bajó del monte sin nada

 

Normalmente cuando un cazador tiene cacería, lo primero que hace cuando se levanta de la cama es asomarse a la ventana y mirar para el cielo para ver cómo se presenta el día. Todavía era de noche, pero enseguida se dieron cuenta del movimiento inusual de las cogollas de los árboles. El aire sopla con fuerza y en principio ese detalle no favorece en nada las tareas de cazar. Pero hoy, además de asomarse a la ventana, todos tuvieron otra ocupación, para la mayoría muy agradable, como fue el fijarse en la zapatilla para ver lo que les habían traído los Reyes Magos.

Por eso, en Puente Asnil, lugar de concentración de la cuadrilla 31, no se oía nada más que estas frases: "¿Qué te trajeron los Reyes?". "A mí, nada..", "yo les pedí una muñeca, pero que si quieres..", "pues yo hoy estoy de estrena, me trajeron un rifle, a ver si le estreno bien", "yo les pedí que hoy hagamos el cupu...".

De ésta manera, unos más contentos que otros, según les hubiera ido en el envite, se disponían a cazar en el lote de Barcenilla-Carrascal, cacería que hubo de suspenderse el pasado Domingo por causa de la niebla existente en la zona.

Mientras la guardería iba tomando nota de las acreditaciones, el jefe de cuadrilla se encargaba de transmitir a sus compañeros los últimos avisos. "Tenemos mal día, el vientu ahuyenta a los jabalines, hay que estar muy atentos en los tiros", les advertía Tasín. Cuando los cazadores se iban colocando en sus puestos, sobre todo los de los puestos altos, se dieron verdadera cuenta de la dificultad que iban a tener. El viento arreciaba y tenían serias dificultades hasta de permanecer de pie. Hubo que refugiarse donde buenamente se pudiera.

Pero a veces ocurre que cuanto más afloran las dificultades, se sacan mejores resultados. Y eso fue lo que ocurrió hoy, o por lo menos así parecía. Apenas colocados los cazadores en sus sitios ya se oyen a los perros coger demanda y seguidamente los primeros disparos. "Eran dos jabalís, eran buenos, y dí por lo menos a unu, pero marchó heridu", avisaba a sus compañeros Basilio, el de Ojedo. "Hay que metele los perros, que va dejando sangre", les seguía diciendo. Efectivamente, minutos más tarde se vio a uno de ellos que llevaba una pata arrastrando y se metió en un monumental hormazo. Hasta allí llevaron los monteros a los perros. Voces y ladridos se entremezclaban para intentar mover al jabalí del encame, pero ni unos ni otros fueron capaces de sacar nada en limpio de aquella enramada de zarzas.

Su compañero también pudo escapar del asedio de los cazadores. Paco, el de Castro, vio el camino que había seguido cuando se lo marcaron los perros que le perseguían. No pasó muy lejos, pero el cazador ni le oyó, ni por supuesto le vio.

Y luego nada de nada, los perros seguían cogiendo demandas y todas conducían a terrenos ajenos al lote, para la zona de Tudes y Tolibes. "Los jabalís cuando hace esti vientu tan fuerte, se refugian en terrenos donde sople menos, no se lo que les pasa, pero siempre ocurre lo mismu, el vientu les debe de aturdir.., no hay que ver nada más que los resclaves, todos se dirigían para Tolibes que está mucho más resguardau ", decía un veterano cazador.

Sea eso, o sea otra cosa, lo que sí ocurrió durante el resto día es que no salieron más marranos, por tanto se dio por terminada la cacería sin lograr ni una sola pieza. Los Reyes no se portaron como algunos hubieran querido, ¿serían malos durante el año?. Seguro que no, pero..., "estoy seguru que anoche se sustaron con la llegada de los Reyes", decía un cazador.

"De todos modos, se pasó el día bien y aunque algo mojados porque también llovió una pizca, bajamos todos sanos y salvos, que es lo importante", comentaba un conformista cazador. Pues sí, ese fue el mejor regalo de Reyes..

(Datos facilitados por Miguel González)

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