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La cuadrilla 141 se estrenó con dos jabalís en un día de fuertes rachas de viento y sofocante calor |
"Qué calorón hace..., no oíste anoche el aire que hizo?... Así eran todas las conversaciones que se podían escuchar en el aparcamiento de Tama en la mañana del Domingo donde se reunió la cuadrilla 141 para cazar en el lote de Bicobres Sur, que abarca desde la riega de Llayo hasta el pueblo de Cahecho. En principio es un buen lote, pero las condiciones meteorológicas no son las más propicias. La noche anterior el aire sopló con extrema fuerza en toda Liébana y aunque a las ocho de la mañana lo hacía con menor intensidad, no por eso dejaba de ser un problema para el buen desarrollo de la cacería. Tino, como jefe de cuadrilla, fue el encargado de distribuir los puestos y una vez colocados, manda entrar a los monteros con los perros. Pronto se escuchan los inconfundibles ladridos de los perros anunciando que los jabalís están cerca. Tan cerca que el primero estaba durmiendo junto al cementerio de Ojedo, seguro que presagiaba un trágico final, pero había que hacer todo lo posible para evitarlo. De hecho salió sano y salvo de los disparos que le tiró el montero Lucio. No le pasó muy lejos, pero le vació el cargador sin que el jabalí mirara para atrás. Su vertiginosa carrera delante de los perros le llevó hacia la riega de Llayo, donde se encontraba José Antonio Llorente, que tuvo tiempo de prepararse para el encuentro. Con el primer disparo corrió la misma suerte que su compañero. Tuvo que ser con el segundo pepinazo cuando vio rodar al marrano, que quedó a expensas de los perros. No era muy grande, pero era "muy guapo", ya que tenía unas buenas defensas. "Menos mal que nos estrenamos...", se oyó por la emisora. Y es que había miedo a bajar del monte de vacío. El fuerte viento del sur dificultaba tanto a cazadores, como a monteros y perros y por molestar, creo que hasta a los mismos jabalís. Era insoportable. La Agencia Estatal de Meteorología había decretado para hoy alerta amarilla por fuertes vientos en la zona de Liébana y se está cumpliendo. A pesa de estas dificultades, los perros levantaron otro jabalí por encima de Casillas que llevaron hacia la zona de San Tirso. Allí estaba Felipe, de Ojedo, que le pudo ver de lejos y le dio tiempo para prepararse. El corazón le iba a toda marcha, pero se parapetó detrás de un árbol y cuando creyó que ya le tenía a punto, le soltó un único pepinazo. El marrano se dio la media vuelta y la emprendió monte abajo. "Se me escapó..", pensaba Felipe, pero por otra parte le parecía imposible haber fallado. "Estaba muy cerca y le tuve que dar..". Pronto llegaron los perros y siguiéndolos el montero Rubén que unos metros más abajo los encontró mordiendo al ya infeliz animal. El disparo de Felipe fue bien aprovechado. Era ya mediodía y después de comer el bocata, entraron los monteros con los perros por encima de San Tirso, por la plantación de cerezos que hay allí. En realidad, los monteros no pudieron entrar debido a la maleza que les hacía imposible transitar por allí. Más mal que bien, lo pudieron hacer los perros y no tardaron en encontrar a un jabalí. Por todos es sabido que, en general, los jabalís son muy temerosos de los perros. Huyen cuando detectan su proximidad. Pero, por otra parte, no dudan en atacarlos cuando se sienten acosados. El marrano estaba a gusto allí entre aquella maleza y no quería salir. Pero ante el acoso de los perros se vio obligado a defender su posición y embistió al perro de David. No fueron lesiones muy graves, pero sí lo suficientes para tener que atenderle y curarle las heridas. En esta ocasión hubo suerte, pues los jabalís suelen causar graves heridas a los perros cuando estos los acosan, llegando en muchos casos a provocarles la muerte. Por fin, el marrano se decidió a salir de su escondite y sonaron de nuevo los explosivos. Roque le soltó un disparo que solo sirvió para limpiar el rifle. Pero el que le dejó más brillante aún fue Santi, de Camaleño, que tiró por tres veces y el jabalí siguió corriendo con más velocidad que la que traía. Pepe, de Ojedo, también probó fortuna, pero el marrano hoy no tenía su sentencia y se marchó sano y salvo para seguir correteando para quedar en el monte para otra ocasión. En vista que el tiempo no cambiaba y que no salían ya más jabalís, a las cuatro de la tarde Tino mandó recoger los perros y retirarse. Ese es el balance de la cacería. Salieron tres jabalís y se mataron dos. "Según estaba el día, creo que fueron bastantes", comentaba luego el jefe de la cuadrilla. |
CUADRILLA 141 |
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Fecha |
Monte |
Jabalíes |
Cazadores |
23-02-13 |
4
|
Sergio, Primo, Chico y Maikel | |
23-09-12 |
Bicobres Sur |
2
|
Llorente y Felipe |
20-10-12 |
2
|
Enrique y Pascualín | |
27-10-12 |
4
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José Centeno, Primo, Enrique y Jose Llorente | |
10-11-12 |
10
|
Chanchel (2), Manuel (2), Francisco (2), Pascualín, Chucho, Luismi y Roque |
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02-12-12 |
4 |
Juan Antonio Mena, Luismi, Felipe y Aquilino | |
09-12-12 |
12 |
Chico (6), Felipe (2), Santi (2), Pepe y Ramón | |
22-12-12 |
3 |
Rubén, Ivana y Pepe | |
12-01-13 |
6 |
Pablo (3), Mari, Pepe y Felipe |
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