Cuadrilla 141

La cuadrilla 141 mató ocho jabalís en Barajo

En el ejercicio de la temporada que está a punto de finalizar, a la cuadrilla 141 la suspendieron, por diversos motivos, tres cacerías. Ahora, después de un sorteo, se las dan de nuevo. Hoy le toca cazar en el lote de Barajo que está por la zona de Buyezo y Lamedo. Mañana Domingo tiene que cazar de nuevo en Calejo Linares y el próximo Domingo, ya para rematar la temporada, en Arabedes.

A las ocho de la mañana estaban ya todos los cazadores en la Venta de Vieda. El jefe de la cuadrilla, José Llorente, mientras presentaban las acreditaciones a la guardería, les fue informando de los pormenores de la cacería. La mañana estaba bastante buena, con nubes altas y no demasiado frío, aunque corría un airín..., bueno estamos en mitad de Febrero y tampoco hay que quejarse. "Creo que hay jabalís en el lote, todavía estuvimos ayer en el monte y se ven muchas huellas. A ver si acabamos pronto que mañana tenemos que volver", les dijo el jefe de la cuadrilla.

Tan pronto como se soltaron los perros, se pudo comprobar que Llorente tenía razón. Los sabuesos lo delataban con sus cánticos, tanto que emprendieron tras los jabalís y fueron varios los que traspasaron la raya del lote sin que los que estaban en los puestos pudieran cortarles.

Enseguida empezaron a oírse los tiros, aunque con diversos resultados, pues la puntería no estaba hoy muy fina. El primero que acertó fue precisamente el jefe de la cuadrilla, Jose Llorente, que quiso dar ejemplo a sus compañeros abatiendo a un hermoso jabalí.

Minutos más tarde fue Francisco, de Cosgaya, el que anunció la muerte de otro jabalí después de soltarle un par de disparos.

"Atentos los que estáis en la praería de Lamedo, ahí llevan los perros un jabalí muy buenu.....". Allí estaban entre otros Mari y Enrique Cueto, de Turieno, que fue el único que tuvo la oportunidad de tirarle. El cazador le vio de lejos y el jabalí se iba acercando despacio, aunque los perros no venían muy lejos, pero el marrano venía confiado con sus buenas defensas. Cuando Enrique ya le tiene relativamente cerca y el corazón le latía más deprisa de lo normal, le coge con la mira y le dispara. El jabalí cayó fulminado aunque seguía moviéndose ya por la simple inercia. Enrique pensó que no había que darle mas oportunidades y le soltó otro disparo para dejarle ya completamente inmóvil. El cazador se acercó y pudo contemplar un hermoso ejemplar de unos 90 kilos de peso con unos magníficos colmillos. Realmente tenía una hermosa cabeza.

"A ver si cogeis los perros, que no se pasen.....", decían los monteros. "Acaba de pasar unu blancu con pintas negras y no se dejó coger.....", respondían. Tanto es así que fueron varios los perros que traspasaron la raya del lote y la cacería corría el peligro de quedarse sin ellos. De hecho, tuvieron que ser los propios monteros los que entraban "al zapatón" en el monte para levantar a los jabalís. Las voces y estruendo que armaban resultó bien, ya que fueron varios los jabalís que salieron de sus encames.

El veterano Nisio quiso participar en la cacería de una forma notoria y lo hizo a lo grande, primeramente tumbando a un jabalí que venía sin perros, pero la experiencia y la astucia del cazador le sirvió para esperarle donde estaba seguro que iba a pasar. Un único disparo fue suficiente para verle rodar y dejarle ya inmóvil. Pero no quedó ahí la cosa, minutos más tarde Nisio vio a otro marrano que cruzaba una ladera para meterse en una riega. No se movió, esperó a que el jabalí se diera un baño y cuando salió al descubierto dos tiros fueron suficientes para acabar con su vida.

Disparos y más disparos, pero los jabalís no caían. A Goyito le salió uno y aunque estaba algo lejos le disparó, pero el jabalí marchó con más gasolina que la que traía, llegando donde estaba Manolín, el de Bejes. Le llegó a bocajarro y el bueno de Manolín le soltó un pepinazo, pero entre los nervios y la premura del lance, el jabalí se quedó en el monte para otro año. Esto solo es un ejemplo de lo que sucedió hoy, porque fueron muchos los cazadores que tiraron y se quedaron sin munición y sin jabalí.

Tuvo que ser de nuevo Jose Llorente el que frenara la huida de un hermoso jabalí. El cazador estaba bastante lejos, pero entre disparar o dejarle escapar, optó por lo primero. "A ver si hay suerte....", pensó. Y la hubo, el marrano dio unas cuantas vueltas y un segundo disparo solo sirvió para rematarle.

Otro que también acertó fue Luismi, de Pembes, que necesitó vaciar el cargador para ver al jabalí patas arriba. "Casi se escapa...., le tiré tres tiros y le pequé con el último", comentaba luego.

Y para cerrar la jornada fue Pascualín, de Puentenansa, el que necesitó un par de disparos para tumbar al octavo del día.

Y como ya eran las cinco de la tarde, el jefe de la cuadrilla mandó recoger y bajarse todos a Buyezo donde estaban los coches. "Mañana tenemos que volver a cazar, así que nos retiramos". Pero hubo quien tuvo que ir hasta cerca de Polaciones a recoger los perros, otros era ya de noche y aún estaban cerca de la ermita de la Virgen de la Luz por el mismo motivo.

Resumiendo, salieron muchos jabalís, se mataron ocho, cuatro de ellos muy buenos, pero también muchos fueron los que se quedaron en el monte para el próximo año.