Hoy también amaneció todo blanco debido a la fuerte helada que cayó sobre Liébana, pero eso no fue impedimento para que los componentes de la cuadrilla 141 se juntaran en la Viñona para presentar las acreditaciones ante guardería y recibir las recomendaciones de José Antonio Llorente, el jefe de la cuadrilla. Hoy toca cazar en Margaperas, que es un lote más bien pequeño y que abarca terrenos desde Pesaguero hasta Vendejo, pasando por la Cadena hasta el límite del lote de la Hoyona.
"Hay jabalís en el monte, este año se suspendieron aquí varias cacerías por culpa del oso y están los jabalis muy tranquilos. Hoy vamos a despertarlos", les informaba un entusiasta Llorente.
Y para corroborar sus palabras, una vez que se empezó la cacería, pronto empezaron los perros a cantar y los cazadores tampoco quisieron desentonar y empezaron a tocar las zambombas. Ya estamos en navidad y entre todos formaron una gran orquesta.
El primero que tocó la zambomba fue Chuchu, hermano de Aníbal, que hoy estaba de invitado y no necesitó efectuar mucho esfuerzo para parar a una jabalina que intentaba pasar la trinchera.
El siguiente le tocó a su sobrino Lucio, que es montero, pero siempre que tiene ocasión no la suele desaprovechar. Y hoy tampoco falló. Un ruido extraño le hizo ponerse en guardia. "Ahí viene algo grande......", pensó. Pero era tan intenso el ruido que también le pasó por un instante por su cabeza: "¿será un jabalí, o será el osu.."?. No tardó en descifrar el enigma, porque entre unas escobas vio asomar a un enorme jabalí que le venía de frente. Un solo disparo bastó para verle rodar unos metros y quedar completamente inmóvil. Era un buen jabalí, cercano a los 90 kilos, con una buena boca y con los costillares y la barriga llenos de "navajazos" de algún otro macho que se supone más fuerte que él. "Tiene unos cortes muy profundos, además bastantes recientes, como si se los hubieran hecho con un cuchillo", explicaba luego Lucio.
"Aquí arriba hace muchísimu fríu, tengo las manos que no las siento.....", decía Chico desde la parte de Avellanedo. "Sí, dicen los viejos que helar y nublar, señal de nevar......", le contestó Mari. Pero el que no tenía frío y no le tembló la mano a la hora de disparar fue de nuevo Chuchu que tumbó a otra jabalina de un par de disparos.
El cante de perros y el zumbido de los disparos seguía siendo acompasado. Y para que todo quede en familia, se encargó Sito, también hermano de Aníbal y también montero, para poner el tono adecuado y tumbar al cuarto jabalí de la mañana.
Se notaba que los monteros eran los más "calientes", o por lo menos los que mejor tenían el pulso ya que Chanchel también aprovechó la ocasión que se le presentó para ver rodar al quinto jabalí. Una hembra también de muy buen tamaño.
Aquilino, de Mogrovejo, es uno de los cazadores que siempre que se le presenta la ocasión, tampoco la desaprovecha. Se nota que las enseñanzas y consejos de su suegro, Tino, surtieron efecto. Hoy de un disparo terminó con la carrera de un jabalí que traían los perros de David.
Otro montero que tuvo la oportunidad de disparar fue Sergio, que con dos disparos terminó con la vida de un marrano que perseguían precisamente sus perros.
"A ver..., teneis que decirme cuántos van. Tú, Chanchel, ¿mataste o se te escapó?, preguntaba Llorente. "Sí, si, aquí le tengo ya, esperando que venga alguien a ayudarme a sacarle de la riega". "Vale, entonces nos falta solamente uno para el cupo", respondió el jefe de cuadrilla.
Y ese no tardó mucho tiempo en caer. El causante de ello fue Francisco, de Cosgaya, que a las doce en punto consiguió rematar la jornada con un buen ejemplar. Con el cupo en los remolques, Llorente mandó recoger los perros y bajarse todos hasta la Viñona, donde Sixto se encargó de prepararles sobre la marcha una buena comida y donde se pudieron calentar por fuera y por dentro los que pudieron también.
"Que tiemblen los de la 103 y que vayan preparando la cartera para los cabritos". Y es que desde hace ya años, hay cierto pique entre ambas cuadrillas porque la cuadrilla que menos jabalís mate, tiene que pagar unos cabritos para todos. "Los cabritos todavía andan corriendo por la peña....", comentaban otros. Con cabritos, o sin ellos, que paseis todos unas felices fiestas.