Primera cacería de la cuadrilla 31 que hoy estaba de estrena. Se trata del nuevo jefe de la cuadrilla que es Juan Carlos Gutiérrez Soberón, nacido en Pumareña y vecino de Potes. Estoy seguro de que les capitaneará con autoridad y con sapiencia ya que Juan Carlos tuvo un buen maestro en su padre Cástor Gutiérrez.
A las ocho de la mañana ya estaban prácticamente todos los componentes de la cuadrilla en Puente Asnil, solamente algún despistado que se había acostado tarde; la "culpa" hay que echársela al alcalde de Potes por celebrar las fiestas de la Cruz la víspera de la cacería. Hoy toca cazar en Milebaños, que para los que no saben por dónde se ubica, diré que está por encima de Perrozo y San Andrés.
"Los puestos van a colocarse desde Perrozo a Lluevas, por la carretera de San Andrés y por la riega. Los monteros vamos a entrar desde Perrozo hacia arriba", les indicaba Juan Carlos.
Al poco de comenzar el joven Diego que estaba en la pista de Lluevas avisa por la emisora que: "acaba de pasar una jabalina con cinco marranucos, me pasó cerca, pero no disparé, hay que dejarlos.....". Buen criterio el de Diego. Pocos minutos después suena un disparo y al poco rato el mismo Diego vuelve a coger la emisora y.....: "acabo de matar un jabalí, le acabo de matar....". Era un buen ejemplar, hembra, el primero de la temporada.
Los perros seguían trabajando, pero a estas alturas de la temporada es muy difícil el echar a los jabalís fuera de sus camadas. El monte está impenetrable y se quedan donde los perros no pueden acceder.
Así transcurría la mañana cuando Angel Gutiérrez, también de Pumareña, avisa por la emisora: "acaban de levantar los perros varios jabalís cerca del pueblo de San Andrés, atentos arriba que para allá van; son por lo menos tres". No muy lejos de allí estaba Clemente que los vió venir; rápidamente se preparó y disparó deprisa y corriendo al primero que se le presentó, pero no hubo suerte ya que el jabalí siguió su camino. Pisándole los talones venía otro detrás y Clemente también le disparó, pero el jabalí siguió el mismo camino que su compañero de camada. Cariacontecido el cazador se lamentaba de su poco acierto aunque en su interior estaba convencido de que le había dado. Minutos después él mismo pudo confirmar tal reflexión ya que tenía a los perros mordiendo al jabalí que ya estaba inmóvil.
La cacería se estaba animando por momentos, los perros seguían descubriendo rastros y los jabalís parecía que se animaban a salir, pero como de tontos tienen muy poco aprovechaban le espesura del monte para escurrirse y salirse del lote sin ser vistos por los tiradores. Sólo el camino que seguían los perros daba fe de la huida de los jabalís. "No los ví, y pasaron al lau..", decía Bauti. "Coge los perros que no se escapen...". "Aquí tengo amarrau unu blancu con pintas en el rabu..., pero acaban de marcharse otros dos que no se dejaron coger..", avisaba Tasín.
Los perros de Oscar el de Turieno también levantaron tres jabalís en la parte alta del lote, pero tanto jabalís como perros se perdieron en el monte en dirección a Lerones. Tanto es así, que llegó el momento que apenas había perros en el lote, algunos cansados ya habían claudicado (la falta de entrenamiento a estas alturas de la temporada es elocuente) y otros se habían escapado tras los jabalís. Eran ya las tres y media de la tarde y en vista que la cacería ya no daba para más, Juan Carlos mandaba retirarse y darla por concluida.
"No estuvo mal, matamos dos jabalís, los perros trabajaron mucho y aunque no se vieron debido a la espesura del monte, salieron muchos jabalís y eso es buena señal. Pero así y todo también hubo varios disparos aunque la puntería aún no es nuestro fuerte", indicaba Juan Carlos al finalizar la jornada.
Todos juntos bajaron a celebrarlo a Puente Asnil, donde Gorio, y entre cerveza y cerveza fueron desmenuzando todas las incidencias del día.