Cuadrilla 31

La cuadrilla 31 bajó con dos buenos jabalís de Calejo

Otra semana más la cuadrilla 31 tuvo que salir al monte a cazar. En ésta ocasión toca batir el lote de Calejo Linares que está por encima del pueblo de Barreda y llega hasta Pesaguero. El lugar de reunión fue en la Viñona donde Sixto les suministró unos calientes cafés para combatir la fría mañana.

"Vamos a cubrir por Lamares y Cía, los monteros van a entrar por la parte alta y por el cruce de Cueva. Creo que no hay muchos jabalís, pero alguno hay. El jueves vieron uno muy grande por encima de Barreda, pero ahora vamos a empezar por arriba y por la tarde ya echaremos la zona más baja del lote", les informaba Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla.

No había pasado mucho tiempo desde que avisaron para que entraran los monteros, cuando los perros de Carlos Posada y Clemente, que habían entrado por el cruce de Cueva, levantaron un jabalí. "Atentos en Lamares, que llevan un jabalí, es bastante buenu", les informaba Carlos. Pero el marrano algo guipó que se dio la media vuelta y se dirigió a los puestos de Cía. No paró aquí la cosa, (me refiero al jabalí), ya que fue de bruces donde estaban unos ganaderos abonando unos praos y fue bordeando los puestos para buscar una salida. Pero hoy estaba aquella zona bien cubierta, hasta que el jabalí se decidió a saltar "la valla". Pero allí estaba Kiko, el pescadero, que hoy estaba de invitado, y le soltó un disparo. El jabalí hizo un quiebro raro, cayó de la parte trasera, pero sólo fue durante unas décimas de segundo, ya que se volvió a levantar y rápidamente se metió entre la maleza del monte hasta que llegaron los perros. La amenaza de los sabuesos tampoco le intimidaba mucho, hasta que por fin se decidió a salir de su escondite arrancando a gran velocidad llegando hasta Lamares donde estaba Juan Carlos, el jefe de la cuadrilla y que es montero, para pararle en su huida con un par de disparos. Así contado, parece que todo fue cuestión de unos pocos minutos, pero nada más lejos de la realidad, ya que desde que le levantaron los perros por primera vez hasta que cayó abatido pasó cerca de las dos horas. Era un buen ejemplar.

Se siguió monteando pero no salió con ningún jabalí más, así que el jefe de la cuadrilla, después de comer los cazadores el bocata, mandó echar la zona de Lerta y la Escombrera, por encima de Barreda.

Al poco de empezar, los perros de Angel Gutiérrez levantaron un jabalí debajo de la iglesia de Barreda. "Es muy grande, atentos que es muy grande. Salió en dirección a Pesaguero", avisaba Angel. El jabalí se encontró de nuevo en el camino con Kiko que tampoco tuvo mucha suerte a la hora de disparar y el verraco siguió corriendo monte arriba, llegando hasta donde tenía que llegar, porque allí estaba apostado un cazador experimentado, "de los de antes". Su nombre Miguel, el de Pumareña, que le lanzó un único disparo para que el gran jabalí quedara en el camino sin apenas moverse. Tuvo que dispararle de nuevo para rematarle ya que corrían los perros un gran peligro debido a la envergadura del jabalí. Tanto que pasaba de los 100 kilos, pero con una boca que metía miedo.

Y ya con la hora casi cumplida para terminar la cacería, los perros de Roberto también levantaron en la Escombrera un jabalí pero se escapó. Hay que dejar alguno en el monte.

Resumiendo, pocos jabalís y por consiguiente pocos disparos. Los perros pudieron trabajar bastante y se bajaron dos hermosos jabalís en los remolques, sobre todo el de Miguel con unas afiladas navajas que llamaban la atención.