Por fin llegó el día que se remataba la temporada de caza para la cuadrilla 103. Hay que ir a cazar al lote de Cotera Oria que está por la zona de Vendejo y Caloca hasta los límites de la provincia de Palencia.

A las ocho de la mañana estaban ya parte de los cazadores en Ojedo para recibir las instrucciones del jefe de la cuadrilla. Y digo parte porque hoy faltaban varias escopetas; unos por trabajos, otros por gripes, algunos porque ya están algo cansados de subir al monte y otros porque el día tampoco estaba para subir al picu de Bistruey.

“Vamos a empezar a echar la zona que va desde Caloca para arriba hasta Piedras Albas. Si nos da tiempo, echaremos luego la zona de Vendejo. Como somos pocas escopetas vamos a estar atentos.  Los monteros van a entrar por encima del pueblo, por la praería”, les indicaba Chanchel, el jefe de la cuadrilla.

Si en Ojedo amanecía un día frío, allá arriba, por encima de los mil metros, cortaba y todos procuraban resguardarse donde podían, sin dejar de atender al desarrollo de la cacería. El fuerte viento, junto al agua-nieve que caía, calaba hasta los huesos. “No sé cómo la gente de Caloca, puede aguantar ésti fríu”, comentaba alguno.

Los monteros eran los únicos que podían soportar aquellas temperaturas pues estaban en movimiento en busca de los jabalís. Pero éstos parecía que hoy estaban debajo de tierra y tampoco querían salir a tomar el aire. Hasta que por fin, los perros de Sergio cogieron una demanda; el marrano emprendió su marcha ascendente en dirección al Chozu de Piedra. Por aquella zona no había escopetas. “Hay que ir a cortarle, a ver si alguno puede subir por la pista en coche para cortarle que se nos escapa.....”, anunciaba Chanchel. “Lo intenté, pero no se puede, está la pista con bastante nieve y hielo. No se puede subir”, contestaba Benjamín.

En consecuencia, el jabalí no encontró ningún obstáculo para seguir en el monte un año más; seguro que para la próxima temporada será una bonita pieza a cobrar.

Como no había por allí más “mercancía”, Chanchel mandó cambiar los puestos a cotas más bajas. “Vamos a tener un poco más de paciencia y vamos a amarrar más en corto, echando la zona que hay por debajo de Caloca hasta Campunuera”, les anunciaba. Y así se hizo.

 “Por aquí no hay nada….., acabo de hablar con un pastor y me dice que hace dos días estuvieron por aquí los lobos, así que no puede haber jabalís…….”, comentaba David.

Pero alguno sí quedaba porque de nuevo los perros de Sergio levantaron un hermoso jabalí junto las Antenas. El marrano dio unas cuantas vueltas buscando la escapatoria. Cuando creía que el camino era el acertado, salió del monte para cruzar un prado, pero no hizo más que asomar el hocico y retumbaron dos disparos que lanzó Angel Cuevas. El pulso de Angel, debido al frío, hoy no estaba para florituras y el jabalí se dio la media vuelta y se volvió a adentrar en el monte.

Pero no fue muy lejos ya que se encontró con Alejandro, un montero invitado de Cóbreces que viene a cazar muchos días con la cuadrilla. Alejandro, según vio venir al marrano, se recostó contra un haya y encaró el rifle para lanzar un único disparo para ver rodar al marrano y quedar luego tieso para que los perros mordieran a su antojo.

Como el día no daba para más y eran ya las cuatro de la tarde, Chanchel mandó recoger los perros y retirarse todos a moradas más calientes, por ejemplo a Ojedo donde les estaban esperando unas patatas con carne, sanjacobos, vino, postre, café y chupito quien la quiso.

Y así se dio por finalizada la jornada y a la vez la temporada. Aunque se mataron pocos jabalís, hay que hacer constar que los montes de Liébana ya no son como hace unos años. En la actualidad hay pocos jabalís y cuando se baja del monte con algo de mercancía, aunque sea poca, se pueden dar todos por contentos. Ahora a descansar, limpiar las armas y guardarlas para una nueva temporada que ya está casi a la vuelta de la esquina.

Informó: Angel