Primera cacería para la cuadrilla 103. Hoy hay que ir a cazar al lote de Milebaños que está por la zona entre Lerones, Perrozo y San Andrés. A las ocho de la mañana ya estaban todos los cazadores en Ojedo donde tenían que presentar las acreditaciones ante la guardería y escuchar las observaciones que les hacía Chanchel, el jefe de la cuadrilla, ya curtido en éstos menesteres.

Preciosa mañana la que amanecía este sábado, con buena temperatura y alguna nube que dejaba asomar el sol a medida que avanzaba el día. Un día ideal para ir de caza.

Ojeando las caras de los cazadores se atisba una buena dosis de nerviosismo y ansias por volver otra vez al monte. Es normal, después de seis meses sin tocar una escopeta. También se observan algunos rostros nuevos entre los componentes de la cuadrilla.

"Os quiero informar que hace un par de días estuvimos pateando el lote y yo creo que hay jabalíes, el monte está muy revueltu, así que procurar estar bien atentos que vamos a tener jaleo” les indicaba Chanchel. “Vamos a cubrir por Perrozo hasta San Andrés y Lerones. Los monteros vamos a entrar por Puente Asnil, todos en ala”.

Una vez colocados todos en los puestos se avisó para la entrada de monteros y perros y no tardaron éstos en coger demanda, pues a los pocos minutos los perros de Berto, el de San Miguel, levantaron un jabalí. “Es muy grande, atentos los que estáis por Perrozo que va a toa leche….”, avisaba el montero.

El marrano llevaba una buena ventaja a los perros y tenía que cruzar la barrera de los puestos si quería salir indemne. Aquí se la jugaba, o cara o cruz, uno de los dos lances tendría que ocurrir. Cuando el marrano llegó a los puestos retumbaron dos disparos muy seguidos, pero sólo sirvieron para asustar al jabalí, ya que el marrano salió ileso. El susto le recibió del rifle de Juan María Alvarez, que hoy se estrenaba con la cuadrilla. Seguro que se va a acordar del estreno, ya que el jabalí le pasó bastante cerca, pero los nervios le pudieron al bueno de Juan María. “Venía muy deprisa y le tiré dos tiros, pero se escapó. Era muy grande”, decía luego el cazador.

El jabalí se escapó, se salió del lote en dirección a Torices y lo peor es que con él marcharon los perros y la cuadrilla se quedó sin ellos para el resto del día.

Minutos más tarde, es David el que avisa que sus perros acaban de levantar del encame un marrano. Después de vueltas y más vueltas detrás de él, los perros dejaron de correr, estaban ya cansados y el jabalí desapareció como por arte de magia, ya que nadie le vio.

Era ya casi mediodía y la jornada se volvía un poco anodina. No se oían ni perros ni emisoras, hasta que por encima de Lerones apareció otro jabalí y todo el mundo se puso alerta. “Es bastante grande, le llevan los perros muy cerca”, avisaban por la emisora. Y en ésta ocasión, Tete demostró que no sólo sabe colocar ladrillos, que también sabe afinar cuando es menester. Un único disparo fue suficiente para ver rodar al jabalí y dejarle a merced de los perros que mordieron con ganas. Era un buen ejemplar, pasaba de los ochenta kilos.

Y como el día no daba para más, el sol calentaba y los perros lo acusaban, Chanchel dio por finalizada la cacería. ”Vamos hasta Ojedo, que ya tenemos la mesa puesta”.

Resumiendo, salieron tres jabalís, pero sólo uno subió en el remolque.  Ahora a esperar a que llegue la próxima semana que toca cazar en Bedoya y eso es harina de otro costal”.