Frio, mucho frio el que hacía al amanecer del sábado en Caloca, donde los componentes de la cuadrilla 103 se reunieron para atender a las indicaciones de Chanchel, el jefe de la cuadrilla, y a la vez presentar las acreditaciones ante la guardería. Hoy toca cazar en el lote de Cotera Oria y es ya la última cacería de la temporada para la cuadrilla.

Mientras la cafetera del Mesón el Laurel en Caloca echaba humo, Chanchel les comentaba: Estuvimos el miércoles pasado viendo el monte y quedamos asustados por lo que vimos. Estaba todo revuelto por los jabalís. Incluso llegamos a ver cuatro que pasaban por la praería de Caloca. Nunca vi un monte tan revuelto”, les recalcaba. "Como podéis ver hoy somos pocos, ya que nos faltan ocho escopetas, pero creo que vamos a tener trabajo, así que estar atentos que jabalís vamos a tener de sobra”.

En la parte alta del lote había caído por la noche una ligera capa de nieve, luego despejó y la helada dejó un paisaje todo blanco; no se distinguía la nieve con el hielo. “Vamos a empezar por encima del pueblo de Caloca y cortar por la Cadena hasta arriba. Me dicen que a la parte alta no pueden subir los coches, así que hay que subir andando, a ver…., ¿quienes se ofrecen a subir?”. Enseguida se encontraron voluntarios que emprendieron a pie la cuesta arriba. “Nosotros esperaremos aquí hasta que lleguen a los puestos, no dejaremos de encontrar a los jabalís”.

Eran ya casi las diez de la mañana cuando iniciaron los perros su trabajo y lo que parecía que iba a ser una fiesta, pronto se dieron cuenta que allí no había “nada que rascar”, o muy poco. Vueltas y más vueltas y los sabuesos no encontraban lo que Chanchel había anunciado.

Por fín, los perros de Victor, un invitado de Ojedo, animaron la mañana sacando de su encame un buen ejemplar que antes quiso dejar su firma, afilando sus navajas con uno de los perros. Cuando llegó el montero el jabalí ya no estaba allí, únicamente su perro al que recogió para llevarle al veterinario. Pudo salvar la vida, pero las heridas fueron de consideración. El jabalí, “después de hacer su labor”, se adentró en terrenos del lote de Margaperas sin que nadie le pudiese tirar, ya que hoy había pocas escopetas.

Y no dio más de sí la mañana, así que el jefe de cuadrilla mandó restructurar los puestos para echar la zona entre Vendejo y Caloca. Aquí salieron dos marranos que también pudieron evadir los puestos y se metieron en el lote de Margaperas. Y no dio más de sí la tarde, así que Chanchel mandó recoger los perros y….. “ya os dije que tenemos la comida preparada en el Mesón de Caloca, así que vamos todos para allá”.

Unas patatas con carne con unas finas guindillas abrieron el paladar de los comensales, luego tenían picadillo, lomo, huevos fritos y patatas fritas para saciar el hambre, todo regado con un buen vino y varios brindis ya que hoy se terminaba la temporada. Una temporada que resultó para la cuadrilla un tanto curiosa, ya que se hicieron cuatro cupos, pero hubo seis ocasiones que bajaron del monte con los remolques vacíos. Algo pasa, ya que parece que solo saben encontrar jabalís cuando lo hacen en Bedoya.

De todos modos, hoy a los postres, la alegría era patente entre los cazadores, ya que, prescindiendo de la cantidad de jabalís cazados, la temporada terminó con una nota alta, no hubo contratiempos grandes, únicamente las heridas sufridas por perros, incluso una pérdida. Una pena, pero qué vamos a hacer…..