A las ocho de la mañana estaban todos los componentes de la cuadrilla 103 en Lebeña, donde Jorge, el jefe de la cuadrilla, les fue dando detalles sobre cómo se iba a desarrollar la cacería. Hoy toca cazar en el lote de Poda-Cordancas, lote que en principio se presenta con buenas perspectivas. La mañana no estaba fría, aunque, mientras se preparaban aún en Lebeña, empezó a llover tímidamente; lluvia que luego cesaría, quedando un buen día, donde no hizo frío, ni siquiera aire, algo poco habitual en los puestos altos del lote.

“Estuvimos mirando el monte y nos decidimos por echar la parte alta del lote. Estos días nevó, pero arriba apenas ya hay nieve, así que vamos a cerrar por Arceón, Castru las Huertas, Mingo Álvarez, Collau Carraceu, Venta de los lobos, la Mesa, Sandelasierra, El collau de Taruey y los Llaos. Los perros van a entrar por Lebeña y por el hondón de Poda. Yo creo que vamos a encontrar material para divertirnos, pero vamos a darnos un poco de prisa que los que van a los puestos van a tardar en llegar…..”, les informaba Jorge.

Y no estaba muy desencaminado Jorge, ya que los perros que entraron por el hondón de Poda cogieron pronto a cuatro jabalís y los llevaron praos arriba a donde estaban los tiros. El montero Sergio, de Cóbreces, se tropezó con la cuadrilla de jabalís y perros que venían en fila india. Casi le atropellan y, deprisa y corriendo, apretó la culata del rifle contra su hombro y pudo disparar al último de los cuatro, que resultó ser una jabalina bastante grande. Los otros tres pudieron seguir su ruta y llegaron a los Llaos donde Jesús Soberón estaba colocado junto al pozo. No le pasaron muy lejos, pero los tres disparos que hizo no pudieron impedir que los jabalís huyeran en dirección al  lote de Bicobres Norte. No tuvo hoy suerte el bueno de Soberón.

“Atentos arriba, que llevan los perros un jabalí muy grande…, atentos los que estáis en la Horcá…..”, anuncian por la emisora. Parecía que el jabalí no tenía mucha prisa. De vez en cuando se paraba y esperaba a los perros, para continuar luego por la dura pendiente. Iban tras él por lo menos seis sabuesos pero eso al jabalí no le asustaba en demasía. Así hizo un recorrido bastante largo hasta que se metió en un bardal que había junto a un castro y allí podía hacer frente, sin muchos apuros, a los perros. Los sabuesos le rodearon pero ninguno se atrevía a meterse en aquel bardal. Allí le tuvieron acorralado un buen rato, hasta que llegó Sito a echarles una mano y de un disparo permitió a los perros poder morder sin ningún peligro para su integridad.

En el Castru de las Huertas estaba de puesto Aníbal y notaba que el sonido de los perros se oía cada vez más cerca. Bajaban un jabalí desde el hondón de Poda. Aníbal tuvo tiempo a prepararse y no encontró ningún impedimento para hacer un disparo y ver al marrano a merced de los perros. No tuvo la misma suerte Aníbal cuando, minutos después, se le presentó otro marrano y en ésta ocasión el jabalí quedó en el monte para acabar con el hayuco que éste año abunda.

Los perros de Rubén llevaban un jabalí por Arceón. Allí estaba colocado Marcos, que pudo hacer un disparo. Pero perros y jabalí llegaron casi hasta Lebeña y se adentraron en el encinal. Por aquella zona no estaba cubierto, pero los perros fueron capaces de darle la vuelta y meterle de nuevo en la cacería, pudiendo al final el jabalí salvar el pellejo. 

Eran ya más de las tres de la tarde y Marcos hoy no quería bajar de vacío del monte y se le presentó una segunda oportunidad con otro jabalí que llevaban los perros de David. Un disparo fue suficiente para matar al cuarto jabalí y último de la jornada.

Oportunidades hubo para aumentar la cuenta: no muy lejos de Marcos estaba José Angel, de Cobeña, que también tuvo la posibilidad de gastar munición. Se le presentó un jabalí, que dicho sea de paso, estaba algo lejos. José Angel no dudó en vaciar el cargador, pero el marrano marchó feliz y contento por poder salir de la refriega.

Y así se dio por finalizada la cacería, que resultó bastante buena, con buena temperatura, los perros trabajaron bastante y los cazadores también pudieron disparar.

Para rematar la jornada, se fueron a la Venta de Vieda, donde dieron una buena cuenta de un lechazo, mientras comentaban las incidencias de la jornada.

(Información de Abelín)