Otra jornada de caza para la cuadrilla 103. Hoy toca cazar en el lote de Monte Cubino que abarca terrenos que van desde Dobres hasta Pineda. “Un buen lote donde parece que hay bastantes jabalís”, les decía Jorge el jefe de la cuadrilla.

A las ocho de la fresca mañana del sábado estaban todos los cazadores en Vega de Liébana para presentar las acreditaciones ante la guardería. El lugar elegido era el “Mesón San Glorio” en el citado lugar, donde,  para sorpresa de todos, pudieron degustar unos sabrosos y calientes frisuelos para acompañar a los cafés. “Qué buenos estaban…...”.

Como ya va siendo costumbre cuando se caza por ésta comarca, la guarda les avisó de la presencia de un oso en la zona: “Tened cuidado a la hora de disparar, en la zona alta del lote se vio hace pocos días un oso. Y también os informo que, si se os presenta la ocasión, podéis matar un lobo”.

Jorge les anunció por dónde se iba a cubrir el lote. “Vamos a cerrar por encima de Barrio hasta Pineda y la zona de Cotera Oria; la otra mitad de cazadores lo hará desde Dobres a los Llaos, la Muñeca, Lijande, hasta Pineda. Creo que hay muchos jabalís, así que nos vamos a divertir……..”.

Una vez iniciada la cacería, fue Chanchel el primero en dar voces: “Acaba de levantar la  perra un jabalí muy grande. Atentos arriba que allá va. Es enorme…...”. Los avisos del montero ponen en máxima alerta a los cazadores y el jabalí llegó minutos más tarde donde estaba Mariano, un invitado perteneciente a la cuadrilla de Vejo, que quiso ser profeta en su tierra y no desperdició la ocasión para derribar al primero de la jornada. Tenía razón Chanchel, era un jabalí enorme, se aproximaba a los 120 kilos.

 “Me acaban de salir un par de jabalís y les tiré, pero se escaparon. Hace muchísimu friu y no tengo tientu en las manos…...”, revelaba un cazador.  En realidad tenía razón en quejarse, aunque hacía un gran día de sol, en la zona alta del lote, rozando ya los dos mil metros de altura, el frio se dejaba notar y podría repercutir negativamente en el acierto de los cazadores.  

Fue Felipe el siguiente en avisar que tenía delante suyo un jabalí al que le estaban mordiendo los perros de Miguel, el de Cosío. Felipe tuvo que hacer un par de disparos para detenerle.

No muy lejos de Felipe estaba Pablo, el de Colio. Pablo es un cazador que falla muy pocas veces. Hoy tampoco quiso quedar mal, aunque necesitó tres disparos para frenar a un jabalí que intentaba salirse del lote hacia terrenos de Caloca.

Los perros de David, el de Pumareña, hoy trabajaron también lo suyo. Levantaron de su encame y de una tacada nada menos que nueve jabalís. Los nueve emprendieron una reata monte arriba a toda velocidad. Hubo muchos disparos, pero poco acierto. La reata se fue dividiendo en partes, aunque seis de ellos seguían juntos.

A los perros de David se unieron varios más persiguiendo a los jabalís. En los Llaos estaban de puesto Jorge y Abelín. Ambos pudieron ver a los jabalís de bastante lejos. A esas alturas, ya no había vegetación y se alcanzaba mucho con la vista. A Abelín le dio tiempo a prepararse y empezó la verbena. Esperó hasta que los tuvo en la panda de enfrente y …... un, dos tres….., fueron varios disparos más los que realizó el cazador, con un resultado final de tres jabalís que quedaron por el camino.

Por encima de Abelín estaba el jefe de la cuadrilla, que parece que éste año no anda muy fino. Hoy, al igual que el Domingo pasado, tuvo la oportunidad de parar a un jabalí, pero tampoco lo pudo hacer. Hay que reconocer que la tarea a veces resulta complicada, pero Jorge es un adiestrado tirador y tampoco tuvo su día. De todos modos, nadie se lo reprochó, a un jefe nunca hay que ponerle de mal humor, jejeje.

Encima de Dobres, estaba de puesto Moro que vio venir un jabalí con el que aligeró el cargador. Aún le dio tiempo para volver a cargarlo y hacer otros tres disparos, pero el marrano logró marchar con más vida que con la que había despertado por la mañana.

 “Acabo de ver un oso….., sube por la peña….”, avisaba Manuel Relea por la emisora. Todos los cazadores se pusieron  en alerta máxima y minutos más tarde fue Santi, el de Espinama, el encargado de corroborar tal suceso. “Le estamos viendo….., le estamos viendo. No me oís……, sube a toda leche por la peña..….”. El oso era de bastante tamaño, y desapareció en dirección a Pineda.

Fue José Angel, el de Cobeña, el encargado de hacer una nueva muesca en su rifle al matar de dos disparos un jabalí que traían los perros de Raúl Mena.

Y para rematar la jornada, eran ya las cuatro de la tarde, fue Jesús Soberón, de la Hermida, el que volvió a repetir su gloria de la jornada de Cotera Oria. Hoy requirió de más destreza, ya que el jabalí estaba un poco lejos, pero Soberón se pudo parapetar en una roca y hacer los tres disparos para ver al jabalí rodar y quedar a merced de los perros que le perseguían.

Y así se dio por finalizada la jornada, que resultó muy competida con muchos, muchísimos disparos. Hoy se gastó mucha munición, lo que también propició muchos fallos, pero no siempre se tiene la puntería necesaria. Los cazadores lo achacaban el frío que tuvieron que soportar en la zona alta del lote. De todos modos, tanto monteros con sus perros como los tiradores se divirtieron de lo lindo.

Para rematar la jornada en el mismo restaurante de la mañana, en el Mesón San Glorio, pudieron disfrutar todos de una sopa caliente, unas patatas, pollo y conejo, todo regado por unos deliciosos vinos de la tierra. Allí reinó la alegría lógica después de una bonita jornada.

(Información de Abelín)