Tercera cacería para la cuadrilla 103, que le toca visitar el lote de Poda Cordancas. Al amanecer del sábado ya estaban todos los cazadores junto a la iglesia de Lebeña para presentar las acreditaciones y recibir las instrucciones del jefe de la cuadrilla.
“Vamos a echar lo primero la zona de abajo desde la carretera hasta Arcedón y el Cantu las Huertas. Creo que hay “material”, así que atentos todos que lo vamos a pasar bien”, les decía Chanchel. “Por la tarde echaremos la zona de Poda”.
Todos los lebaniegos sabemos cómo sopla el viento en ésta zona. El desfiladero es el ventilador de Liébana; yo creo que, si no hubiera desfiladero, nos axfisiabamos todos. Pero hoy el viento dejó de ser viento a secas para denominarse huracán, lo que tampoco es un buen signo para ir a cazar. Añadiendo que, aparte de huracanado, en la zona alta del lote era muy frío.
Una vez colocados los puestos, el jefe de la cuadrilla manda entrar a los monteros y pronto cogieron demanda los sabuesos. “Arriba va, arriba va…., atentos arriba que es muy buenu…..”, vociferaban los monteros. Pero hoy las emisoras apenas se oían debido a la fuerza del viento.
A Manuel Relea, que estaba en el Cantu los Huertos, no le hizo falta escuchar la emisora, ya que bastante antes de llegar hasta él, vio al jabalí que subía a bastante distancia de los perros. Se recostó sobre un castru y esperó a que llegara. No tardó en aparecer el marrano y Manuel, que de esto sabe un poco, le soltó un disparo que fue suficiente para que mordieran los perros instantes después.
No pasó mucho tiempo para oírse nuevos disparos. Por debajo de Arceón, en Verés, estaba hoy Chico, que disparó por dos veces para parar a un jabalí. El marrano rodó unas vueltas, pero logró ponerse de nuevo de pie y siguió su marcha, aunque muy mermado. Un poco más arriba estaba Iván, un invitado, que solo tuvo que rematarle.
Pero no todo se “cocía” en la parte alta del lote, ya que al puente Juancho llegó un marrano perseguido de los perros. El jabalí cruzó el río Deva sin mucha dificultad pues ahora baja muy poca agua. En cuanto salió de darse el baño recibió el plomo de Benjamín que estaba allí muy cerca.
Encima de los invernales del Pando, en las Coronas, estaba hoy Primo que no tuvo muchas dificultades para parar a un jabalí que traían los perros. La puntería de Primo todos la conocemos y hoy lo demostró una vez más, ya que sólo necesitó gastar una bala.
Otro que también se le da bien apuntar es Felipe. Hoy estaba de puesto en Verés y no quiso bajar del monte sin aprovechar la mañana. Un único disparo sirvió para ver rodar al jabalí unos cuantos metros y quedar a merced de los perros.
Los monteros a veces también tienen la oportunidad de usar el arma y hoy Sergio demostró que sabe “guiar” a sus perros y también sabe cómo hay que apuntar. Los perros estaban alrededor de un zarzal y no tenían acceso a él, dado su espesor. Vueltas y más vueltas, ladridos y más ladridos, hasta que por fin salió de allí a toda pastilla un jabalí, pero Sergio no le dejó ir muy lejos.
Se acercaba ya el mediodía y Chanchel mandó echar la zona de arriba, por Poda hasta Pasaneu. Si en Lebeña hacía aire, allá arriba era más que un huracán. Enseguida lo pisotearon los perros y no encontraron nada. “Aquí no hay quién pare….”, comentaban desde Pasaneu.
“Pues vamos a parar todos donde los Guardo. Acabo de llamar por teléfono para que en poco más de una hora nos tenga preparado la comida”, les indicaba Chanchel.
Y así hicieron; si la jornada estuvo entretenida y se habían bajado seis jabalís, más entretenida estuvo la velada en Ojedo. Una paella y unas carrileras, regadas con un buen vino de la tierra pusieron el remate al día y todos para casa, que el próximo domingo hay que volver al monte.
Informó: Primo |