Ayer Domingo, la cuadrilla 103 volvió a subir al monte, en ésta ocasión al lote de Milebaños, que está por la zona de Perrozo, San Andrés y Lerones.

Cuando los cazadores se reunían en Ojedo para hacer las presentaciones ante la guardería, caía una fina lluvia y el frío era considerable. “Va a nevar…..”, comentaba alguno, pero a medida que el día iba clareando, la climatología no llegó a tanto, pronto dejó de llover y el frío se podía aguantar.

“Vamos a cubrir desde Perrozo a Lerones. Estuvimos hace dos días viendo el lote y por la parte alta no se ve nada. Me dijeron que por la zona de Perrozo andan tres o cuatro, pero hace días que tampoco se ven rastros. Así que hay que armarse de paciencia y afinar bien. Este año ya se echaron aquí cuatro cacerías y no se mató ningún jabalí. A ver si nos estrenamos nosotros”, les anunciaba Chanchel, el jefe de la cuadrilla.

Con esos escasos ánimos partieron los cazadores desde Ojedo a ocupar los puestos y una vez todos colocados, entraron los monteros con los perros

Todas las previsiones parecía que se iban cumpliendo. Los sabuesos no encontraban demanda, hasta que por fin un perro de Alejandro, un invitado de Cóbreces, sacó de su encame a un jabalí que emprendió una veloz carrera. “Atentos en la carretera, atentos que ahí va…..”, avisaba el montero. Allí estaba Angel Cuevas en mitad de un prado por encima de la carretera, cuando ve al marrano asomar por la cabecera del prado, metiéndose detrás de unos bardales. Angel se echó el rifle a la cara para meterle en la mira. En cuanto el marrano asomó el morro, le soltó un pepinazo que el jabalí acusó, pero siguió su marcha. Un segundo disparo y “con éste seguro que no le dí…., se me escapó…...”, le pasó por la cabeza en un segundo. Parecía que todo había sido en balde, pero Angel echó una pequeña carrera para poder cortarle la salida, y ve al jabalí bajar rodando por el prado. “Aquí le tengo, es pequeño, pero este año por lo menos ya me estrené”, comentaba eufórico el cazador.

La cacería seguía y la ausencia de jabalís hacía que se volviera algo aburrida, hasta que…… se oye un disparo. “Acabo de tirar a un jabalí y creo que le dí, pero se metió a tou gas en dirección al riu”, comentaban por la emisora Sergio. “Sí, le estoy viendo, yo creo que va con una pata rota porque no corre muchu, voy a meterle los perros”, avisaba Alejandro, un invitado de Cóbreces.

El jabalí se metió en el rio y rio abajo iba sorteando las embestidas de los sabuesos que le acosaban. Cuando Alejandro llegó cerca de ellos, se preparó para disparar, pero tenía miedo a dar a los perros. Así estuvo un buen rato hasta que en un momento el jabalí quedó libre, le soltó un disparo para ver al marrano nadando patas arriba en un pozo.

Era ya mediodía, y parecía que la cacería se acercaba a su final. La ausencia de jabalís, hizo que Chanchel a las dos y media mandase recoger los perros y bajar a Ojedo a dar cuenta de la comida que allí les estaba esperando. Muchos aún no habían comido el bocata y tenían ya ganas de comer, así que llegaron donde los Güardo para dar una buena cuenta de unas patatas con chorizo, picantes bien calientes, y detrás unas ricas albóndigas, regadas con un exquisito vino donde los cazadores tuvieron tiempo para contarse las aventuras del día, con alguna que otra mentira, pero siempre con el buen humor por delante. Ahora a esperar al próximo sábado y a confiar que no nieve porque hay que ir a cazar a Caloca.

Informó: Angel