Inicio de la temporada para la cuadrilla 103 y precisamente toca cazar en Bicobres Norte. Gran ambiente el que se respiraba en Tama donde se concentraron para hacer las presentaciones ante la guardería y recibir las primeras indicaciones de Chanchel, el jefe de la cuadrilla. El día se presentaba bueno, con una temperatura fresca. Se notaba algo de nerviosismo entre los cazadores, pero había gran ambiente y buenos deseos para todos, respetando siempre las políticas sanitarias contra la pandemia.

“Vamos a echar por la mañana desde Castro hasta la Sieta”, les avisaba Chanchel, el jefe de la cuadrilla. “En Cobeña al parecer anda un rebañucu de ellos, a ver si damos con ellos, aunque parece que éste año no hay muchos, no se ven muchas hozaduras por los praos”.

Una vez cubiertos los puestos, los monteros se encargaron de meter los sabuesos por Castro en busca de los jabalís. No hubo que dar muchas vueltas para empezar el movimiento. “Atentos en La Prá, se metió un jabalí para Matavega. Le llevan los perros de Raúl Mena. Va muy deprisa”, avisaban por la emisora. Cerca de la depuradora de Castro estaba Serafín Alles que suele fallar pocas veces, pero hoy fue uno de esos días que cuando se quiso dar cuenta, el jabalí ya corría rumbo a Arabedes. Se libró de una buena, me refiero al jabalí.

Los panaderos se durmieron

El oficio de panadero es duro y uno de los requisitos es que tienen que elaborar el pan por la noche. De la tahona al monte, eso es lo que hicieron hoy Abel Gómez (padre) y Seles. Estaban ambos cerca del silo de Cobeña cuando les llegaron dos jabalís. Primero pasaron cerca de Abel y luego por donde Seles, pero los dos marranos lograron escabullirse y pasaron por encima de Cobeña en dirección a la Badarca, donde no se supo más de ellos.

En el mes de Setiembre la caza es muy complicada a la hora de disparar. La maleza, las argomas, los helechos son un buen refugio para los jabalís y un serio obstáculo para los cazadores. “Yo ví moverse unos helechos como a veinte metros, pero no me atreví a disparar. No sabía la origen del movimiento. Podía ser un jabalí, un perro, incluso una persona, así que no llegué a disparar. Supe que era un jabalí cuando a los pocos minutos llegaron los perros y pasaron por allí”, comentaba Abel, un veterano cazador que se las sabe todas.

El que no tuvo ese problema fue Chanchel el jefe de la cuadrilla. Por Casaju pasó un jabalí que cruzó el río Santo. Enfrente estaba Chanchel que le llegó a divisar y le esperó en los praos de la Sorbera. Allí se le presentó el jabalí de morros y Chanchel que de un único disparo le dejó a merced de los perros que le seguían.

Era ya mediodía y más o menos se había recorrido el trozo del lote, así que Chanchel mandó echar la parte de la Molinera, el Pañeu y Frontera. “Tienen que estar por allí, el prau de Mente le tienen dau vuelta”, comentaba Nel.

Pero por allí no apareció nadie, así que se bajaron todos para casa. Resumiendo, una pobre cacería, donde se pudieron matar más jabalís, pero la prudencia de algunos cazadores y la poca puntería de otros, terminaron con un único ejemplar. Vendrán tiempos mejores!!!!!!