No había amanecido aún y ya estaba el aparcamiento de San Pedro de Bedoya lleno de coches, remolques, perros y cazadores. Hay que cazar en Bedoya y, cuando así sucede, el ambiente entre los cazadores es distinto. Pero hoy no había risas y tampoco muchas voces. Todos estaban tapados de forma que solo tenían a la vista los ojos. Vamos….., que si se hubiera atrevido a dar una vuelta el Covid-19 por San Pedro, hubiera sido inútil, ya que no había encontrado forma por dónde atacar. Y es que el frío era de campeonato.

“Estuvimos viendo el monte y todavía queda algún jabalí. No tengáis miedu que nos vamos a entretener. Vamos a cerrar por el Collau, Cantu Pinau a Canal Mayor y desde Sotoja a Canal Mayor. Van a ir cuatro escopetas al hondón de la Peña que subirán por Cahecho. Los monteros vamos a entrar por la Cabanilla y Puentevau”, les comentaba Chanchel, el jefe de la cuadrilla.

Una vez recibidas las instrucciones y presentadas las acreditaciones, los cazadores se dirigen a los puestos y “pobres los que tengan que ir para la parte de Lobá…..”, comentaba alguno, refiriéndose al frío que iban a pasar ya que por esa zona no iban a ver el sol en todo el día.

Comenzada la cacería los perros acometen su tarea y la verdad que les costó bastante encontrar la “mercancía”. Fueron los perros de Berto, el de San Miguel, los que levantaron en Llandelestal un hermoso jabalí. “Atentos en Jayumenudu que se metió monte abajo, es muy guapu…..”, avisaba el montero. El jabalí emprendió una veloz carrera, cruzó el río y tuvo tiempo a darse hasta un pequeño baño (a éste no le hizo mella la gigantesca helada) y mientras husmeaba el horizonte, Jesús Caviedes, que estaba en la “Matuca del Osu”, le pudo divisar desde lejos en el hayedo. El jabalí no venía muy deprisa, Jesus le dejó acercarse, le metió en la mira del rifle y cuando le tuvo ya bastante cerca, le soltó un disparo que impactó en la paletilla del marrano que apenas dio más pasos. Un hermosos jabalí, de unos 80 kilos y una bonita boca.

Un poco más arriba estaba Serafín al que también le llegó un jabalí y Serafín le soltó dos disparos, pero el marrano quedó en el monte para posteriores contiendas. Los disparos se sucedían por el monte, pero los dedos de las manos (y de los pies) estaban medio dormidos por no decir que lo estaban del todo.

>El que no tenía ese problema era Manuel Relea que estaba en la zona donde pegaba el sol. Estaba de puesto por encima del “Canchal” y pudo ver al jabalí que subía en su dirección. Manuel no necesitó gastar mucha munición, ya que de un certero disparo fue suficiente para ver al marrano rodar unos metros para quedarse inmóvil.

Los perros de David levantaron entre la escobas de “Llanu Cerezal” un jabalí que emprendió una veloz carrera monte abajo, cruzando por la "Pandilla" a "Sardanes" hasta llegar a "Sotoja". Allí estaba Benjamín, que le tiró por dos veces, pero el marrano logró escabullirse de la metralla y se metió en el monte Lobá. Raro para Benjamín, porque es de los cazadores que falla pocas veces, pero hoy le perdonaremos, seguro que el frío que hacía en Sotoja no le aguantaban muchos.

Por encima de Retorturas levantaron también los perros de David otro jabalí que llevaron monte arriba, cruzando por encima de la fuente del Collau. Allí le tiraron Manuel Cuevas y Chanquel, pero el marrano pudo escapar de la quema y salirse del lote en dirección a Pasaneu.  

Hubo unos minutos que el silencio se apoderó del monte, ni disparos, ni el sonido de los perros y Chanchel creyó oportuno cambiar los puestos y echar la zona más baja. “Vamos a cubrir por Sária, la Burdia y la Sieta, los monteros van a entrar por Salarzón y el Ojeu. Atentos los de la Sieta que también van a entrar algún montero por Cobeña y a lo mejor os llegan por atrás”.   

Los perros de Berto levantaron en “Sarrullá” de su encame un jabalí que llevaron en volandas hasta la “Burdia”. Allí estaba Francis, el de Cosío, que se encargó de pararle los pies.

Fueron ahora los perros de Sergio y Chanchel los encargados de hacer su trabajo en el “Lomberu”. “Son dos jabalís, el unu va en dirección a la Pandilla y el otru para el “Chozu”. Los dos llevan perros…..”, avisaba Chanchel.

No tardó mucho en asomar uno de ellos por la “Patatera” y Francis que estaba muy atento se lució de nuevo dejando el marrano a merced de los perros.

El compañero, que tomó la dirección opuesta, iba muy contento "pensando" que había tenido buena suerte en coger esa ruta. Pero una cosa es pensar y otra muy distinta es la realidad. Llegó muy ufano a la "Sieta" y allí estaba Primo con enormes ganas de gastar munición. Y bien que la gastó porque necesitó las tras balas para ver al marrano rodar unos metros y quedar a merced de los perros.

Por Cobeña había entrado David con sus perros y encima del pueblo, en el encinal, levantaron un jabalí que, en vez de tirar para la Sieta, se metió por la orilla la Peña y descendió hasta el Desfiladero, cruzó el río y se metió en el lote de Arabedes. A la orilla del Deva tuvo que ir el montero a recoger los perros que no se atrevieron a darse un baño.

Y así se dio por finalizada la cacería, con mucho frío, pero todos contentos porque los perros trabajaron, los puestos estuvieron entretenidos y se cargaron en los remolques cinco jabalís, que no está nada mal. Ahora ya queda una cacería en Margaperas para finalizar la temporada.
  

Informó: Ángel