Por fin llegó el día y
se notaba en el ambiente bullicioso y jaranero del aparcamiento de Tama
donde tuvo lugar la concentración de cazadores y perros de la
cuadrilla nº 103 para inaugurar la temporada de caza.
Después de las altas temperaturas
sufridas durante los primeros días del mes de Setiembre, la climatología
dio un ansiado cambio y la mañana estaba fresca, después
del agua caída el día anterior. En principio el día
era perfecto: piso mojado, la mañana fría y sin apenas
nubes.
En
Tama el nerviosismo, la ansiedad y también la expectación
por parte de todos, incluidos los perros, se notaba en el ambiente.
Jorge se estrenaba como jefe de la cuadrilla y comenzó a colocar
a los cazadores en los tiros. Todo el mundo acató sus órdenes.
Monteros y perros deberían entrar por la depuradora de Castro,
a la orilla del río Deva. Se confíaba que los jabalíes
estuvieran encamados en cotas bajas del lote, donde en ésta época
abunda la comida. Nueces, manzanas, avellanas, melocotones, bellotas
de las cajigas, incluso uvas son el “plato” preferido de
los túnidos.
Pero los jabalíes no estaban
junto al río. Hubo que esperar a que los perros rebasaran la
carretera que va hasta Cabañes, para que cogieran demanda. Aquello
se animaba y no se tardó en oír los primeros disparos,
pero sin éxito, hasta que Pedrín, el del bodegón,
encima de Colio cerca ya de la peña, tumbó a un buen ejemplar.
Aquello prometía porque al poco
tiempo aparece otro relativamente cerca a Pablo y, pese a los disparos,
el jabalí se dirigió hacia donde estaba Ceci que desde
muy lejos le tiró, pero el animal se metió en un helechal
y de allí nadie le vio salir. “Tiene que estar muerto”,
se oía por la emisora. Pero no era así, ya que metieron
los perros y el jabalí se les volvió a meter en un escobal,
donde los perros lograron sacarle para que Ceci le rematara. Costó
matarle, pero lo que cuesta satisface más.
Entretanto a Abelín le metieron
los perros ante sus narices otro jabalí y como de puntería
anda bien, de un certero disparo hizo rodar al tercero de la mañana.
La expectación era grande, con
muchos curiosos tanto en la carretera general a la altura de Castro,
como en la que se dirige a Cabañes. Se oyeron muchos tiros. Al
Gordo se le escaparon nada menos que cinco; en fila india los vio pasar
ante sus ojos en dirección a Lebeña. No se puede abusar....
y siempre hay que dejar alguno.
Pero tuvo que aparecer el joven Santos,
que por cierto debutaba en la cuadrilla, para que diera una lección
de serenidad y puntería al tumbar a dos cochinos que no se les
ocurrió otra cosa mejor que pasar cerca del muchacho. Santos
no cabía de satisfacción y orgullo. No era para menos.
Y para rematar, Avelín logró
el sexto ya bien avanzada la mañana. El calor apretaba y los
perros ya no trabajaban como debían. Y para las tres de la tarde,
Jorge dio la orden de retirada. El calor y el poco entrenamiento a estas
alturas de la temporada les hizo mella.
Y para rematar, Abelín logró
el sexto ya bien avanzada la mañana, ya que el calor apretaba
y los perros ya no trabajaban como debían. El calor y el poco
entrenamiento a estas alturas de la temporada les hizo mella. Y para
las tres de la tarde, Jorge dio la orden de retirada.
Por la noche, una buena cena en Tama
en casa de Lines, remató la primera cacería de la cuadrilla
103. El día había resultado perfecto y la satisfacción
y la euforia de todos era manifiesta.