Cuadrilla 141

Tres grandes jabalíes en Calejo Linares

El joven Ramón se destapó…

 

Aún no había amanecido y ya estaban los componentes de la cuadrilla 141 en la Viñona para recoger las acreditaciones que el guarda fue distribuyendo entre los cazadores. Hoy hay que cazar en Calejo Linares que está para la zona de Pesaguero. Es un lote donde predomina el roble y por lo tanto las bellotas. En principio hay buenos ánimos entre los cazadores y las perspectivas de bajar “carne” son grandes. El día también acompaña, había llovido un poco durante la noche y el único impedimento que podría dificultar la jornada era el viento que soplaba con rachas fuertes.

Tino, como jefe de cuadrilla, fue distribuyendo a los cazadores y a continuación se da la entrada a monteros y perros.

Se tardó en coger demanda, los perros rastrearon y husmearon pero por allí no había indicio de los jabalíes, hasta que por fin los movieron de sus encames. Y para no dejar dudas a nadie, el joven Ramón F. Gaipo repitió suerte derribando un jabalí que pasaba de los 70 kilos. Hay que descubrirse ante el muchacho, con lo difícil que es matar un jabalí, y ya lleva dos consecutivos; algo tendrá el muchacho, porque eso no lo hacen todos.

Pasaba ya del mediodía cuando la emisora entraba de nuevo en calor: “Ahí va unu …, ahí te va Santi…, te va a salir por el hondón del prau… y es muy grande”. Y Santi, como es obediente, dejó los nervios en Camaleño y de un certero disparo le hizo rodar prau abajo. “Esti ya cayó….”, avisó rápido y alborozado por la emisora. No era para menos, el marrano pasó de los 80 kilos.

Y como no hay dos sin tres, los perros llevaron otro buen ejemplar hasta la zona donde se encontraba Chico que necesitó dos disparos para que el jabalí hincara la rodilla. También rondaba los 80 kilos.

Resumiendo, salieron pocos jabalíes, pero los que se animaron a dar un paseo eran grandes y hoy apenas se falló; se nota que los tiradores ya van obteniendo la forma.

Al atardecer, en la Viñona hubo merienda-cena; en el bar no rodaron los jabalíes, pero sí que lo hicieron los chorizos y el sazonado jamón, acompañados de un buen vino y de la satisfacción y camaradería de todos que fue notoria. Estaban todos contentos por la jornada vivida.

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