Cuadrilla 141

La cuadrilla 141 se estrenó con un jabalí

Laboriosa jornada en Poda-Cordancas

 

A las ocho menos cuarto de la mañana empezaron a llegar coches a Lebeña. La cuadrilla 141 volvía a repetir después del mal sabor de boca sobrellevado de la semana anterior. El día se presentaba espléndido, sin ninguna nube en el cielo y con una franja de niebla entre Castro y Tama que pronto levantó.

Tino, el jefe de cuadrilla, empezó a asignar los puestos a los cazadores que fueron desapareciendo de Lebeña emprendiendo rumbo a sus destinos. A continuación los monteros, unos por el mismo Lebeña y otros por Cicera, porque hoy toca cazar en Poda y Cordancas.

Pronto, muy pronto, a 300 metros del pueblo de Lebeña los perros cogen demanda y desenmascaran un buen ejemplar, macho de unos 80 kilos, que recula en dirección al río Deva. Después de rondar el pueblo, el jabalí enfila hasta el río y ni corto ni perezoso, haciendo gala de unas vitales dotes natatorias, lo cruza ante el asombro de cazadores y perros. Estos, para no quedar mal, le imitan y sin pensárselo dos veces le persiguen hasta llevarle al puesto del cazador. Allí Emilio, el de Armaño, se encargó de rematarlo de un certero disparo. Era el primer ejemplar de la cuadrilla y las emisoras empezaron a calentar comunicando la noticia. No eran aún las 11 de la mañana y aquello prometía.

Pero se quedó en eso, en una promesa; y en ésta ocasión no fue por culpa ni de perros, ni de cazadores. En Cordancas se batieron de lo lindo, trabajaron mucho, pero es un monte muy cerrado, donde los jabalíes están en su salsa. Perros y monteros se vaciaron y se hincharon a dar vueltas por el monte, pero no fueron capaces de moverlos y llevarlos al lugar donde estaban colocados los tiros, porque haberlos (me refiero a los jabalíes) los había. En los Llaos, el Collau, Piedra Caballera, La Mesa, Porrumán… estaban esperando los cazadores, pero no se llegó a oír ningún tiro.

Por lo menos, la cuadrilla se estrenó y los perros pudieron morder pelo y eso ya confortó a todos. Hay que dejar alguno para otro día, no hay que ser avariciosos.

CUADRILLA 31