Cuadrilla 31

De la Virgen de la Luz también se bajó de vacío

La Santuca necesita guardianes

 

Como la noche anterior había sido más larga de lo habitual, debido al cambio horario, tanto cazadores como monteros se presentaron en Vieda, lugar de concentración, más risueños y despejados de lo habitual. Hoy toca cazar para la zona de la Virgen de la Luz y el día se presentaba inmejorable, sin nubes y con buena temperatura. Se sabía que en el lote había jabalíes, así que la expectación y la confianza era grande entre los componentes de la cuadrilla 31. Yo diría que había hasta ambición y eso es bueno.

Después de presentadas las acreditaciones y de las recomendaciones de Tasín, el jefe de la cuadrilla, sobre las normas más elementales que deben regir en una cacería, se distribuyen los puestos para luego dar entrada a monteros y perros. Estos entran, unos por Somaniezo y los otros por la praería de Tobaño, entre Luriezo y Cahecho.

Muy pronto cogen demanda y se oyen los primeros disparos pero con poca fortuna para Marcos, el nieto de Vidal, que vio cómo se le escapaba un jabalí con más vida que tenía. Pero los perros seguían insistiendo hasta que los monteros se dieron cuenta de una camada de rayones que parecía que estaban jugando al escondite, ya que tan pronto como se veían media docena, volvían a desaparecer entre la maleza.

Así fue transcurriendo la mañana hasta que, casi sin darse cuenta, perros y monteros llegaron donde estaban los puestos, pero sin jabalíes; éstos, o se quedaron atrás, o tomaron las de Villadiego ya que parecía que les había tragado la tierra. Salta a la vista que la Virgen necesita guardianes.

En vista del fracaso, por la tarde se echa desde la ermita de la Virgen de la Luz hasta el collau Perejita, dando ya vista a Torices, pero entre el calor que hacía y el cansancio de perros y monteros allí no apareció nada. Bueno, únicamente varios venados que se señoreaban con sus cornamentas. "Aquí salen venaos por todas partes" se oía por la emisora.

Así terminó la cacería, con más pena que gloria, ya que la desilusión y el abatimiento fue grande. Son ya dos las cacerías echadas y las dos en blanco y eso a un cazador le gusta poco. Ya cambiará; se podría decir que "hasta el rabo todo es toro", pero vamos a dejarlo en que aún quedan cuatro cacerías más y no se van a desaprovechar, porque en ésta cuadrilla hay cazadores, hay monteros y también perros. Están todos los ingredientes. Tiempo al tiempo.

CUADRILLA 31