Manuel-Gerardo Monasterio Gutiérrez (1.927-2.019)
Capitán de la Marina Mercante, descendiente de Trillayo
Apellido Monasterio
El apellido Monasterio se asentó en Bedoya, concretamente en el pueblo de Trillayo, en 1.689 cuando un tal Alejandro Monasterio Terán, natural de Castro, se casó con María Merodio Soberón. Una vez establecido el apellido en Trillayo, fue muy grande la rama de descendientes del citado matrimonio. Corrían tiempos donde los nacimientos eran muy proclives y era normal que los matrimonios llegasen a procrear seis o más hijos. Bueno, me quedo corto ya que un matrimonio de Trillayo, compuesto por Julián Monasterio Ibáñez y Francisca González Inguanzo, tuvieron 16 hijos. Si sorprendente es el número de hijos, más sorprendente es que solamente uno de ellos sobrevivió, falleciendo los quince restantes de párvulos. El afortunado sobreviviente se llamó Manuel Monasterio González que nació en Trillayo en 1.845. Manuel se casó en Salarzón con Joaquina Soberón, de familia pudiente, y fijaron su residencia en Trillayo. Este matrimonio tuvo ocho hijos y uno de ellos se llamó Ramón, que nació en Trillayo en el año 1.892.
Ramón Monasterio Soberón
A principios del siglo XX era muy común en Liébana emigrar a países americanos. México, Cuba, Argentina eran los lugares donde muchos lebaniegos fueron en busca de fortuna, que en Liébana no había para tanta gente. Del matrimonio de Manuel Monasterio y Joaquina Soberón, fueron los hijos mayores los que primero emprendieron su marcha: Gerardo, Julián y Manuela fueron los que emigraron a Buenos Aires y una vez allá, y viendo que les iban bien los negocios, reclamaron a su hermano más pequeño, Ramón, que embarcó en el año 1910, desde el puerto de Cádiz hacia Buenos Aires.
Una vez en Buenos Aires, Ramón Monasterio trabaja junto a sus hermanos, y en los ratos de ocio visita asiduamente el Centro Montañés, en la capital de la Plata, siendo uno de los fundadores del citado Centro. Allí conoce a una joven montañesa, Avelina Gutiérrez, nacida en el pueblo cántabro de Heras, con la que contrae matrimonio en el año 1.924. De su matrimonio nacieron dos hijos: Manuel-Gerardo y Beatriz.
Manuel-Gerardo Monasterio Gutiérrez
Manuel-Gerardo Monasterio Gutiérrez, de quien vamos a mostrar su biografía, nació en la ciudad de Buenos Aires un 21 de Enero de 1927. Era hijo de Ramón, nieto de Manuel y bisnieto de Julián Monasterio, el que tuvo 16 hijos.
Manuel (así le llamaremos en adelante) en su juventud, como la mayoría de los jóvenes platenses, practicó mucho deporte: Fue vecino del barrio de Almagro, le encantaba el fútbol (hincha de Boca), también el básquet, pelota a paleta y natación. Amante de la música popular: el tango, la música centroamericana de antaño, los boleros, en una época en que todos se enamoraban bailando.
A un romántico como Manuel Monasterio no le podía dejar de gustar la poesía, incluso llegó a escribir alguna, así como varios libros, como el titulado "Operaciòn Patagonia" que recorrió todo el mundo. Gran lector, sobre todo de todo lo relacionado con la navegación.
Manuel cursó la enseñanza primaria en la Escuela “Presidente Roca” hasta el sexto grado. Luego hizo el bachiller y pasó a una escuela comercial, al Colegio Británico. Posteriormente se preparó y rindió examen para ingresar como oficial en la Marina Mercante.
El interés por los barcos y el mar surgió porque, siendo un niño, vivía al lado de su casa un señor catalán muy amigo de sus padres, que había sido cocinero en los buques de pasajeros. Este señor le llevaba al puerto a conocer los buques y le contaba sus hazañas, sus viajes.
Su primer viaje marino fue en el “Río Tunuyan”, un buque francés de pasajeros, que había quedado internado en Argentina en la Segunda Guerra Mundial. Corría el año 1.944. Era un buque a carbón. Salió con pasajeros de Dársena Norte a Nueva Orleáns, haciendo escalas en Río de Janeiro, un puerto de Venezuela, Tampico (México) y La Habana (Cuba), para llegar a Nueva Orleáns. Tardaron 24 días. Después de ese viaje embarcó en el petrolero “Quilmes”.
En el año 1945 Argentina entra en guerra con Gran Bretaña por las Islas Georgias. Ese mismo año, Manuel se enrola en un viejo barco ballenero fabricado en Holanda, llamado “Harpon”. Con éste barco tuvo que ir a las citadas islas Georgias donde estaban las empresas balleneras de la época.
Islas Georgias
Al Sudeste de las Islas Malvinas, se encuentran las Islas Georgias, en ésa época (1.945) estaban casi desiertas, solamente había un Magistrado británico, un policía, un bombero y un representante del Real Correo. Lo demás eran pingüinos, lobos de mar, y tres empresas balleneras, una inglesa, otra noruega y otra argentina para la que trabaja Manuel. Las mismas se encontraban distantes entre sí y casi no mantenían comunicación.
El 24 de marzo de 1946, Manuel Monasterio en uno de sus viajes con el “Harpón”, movido por su impulso patriótico, tomó una arrojada decisión: izó la Bandera Argentina en el puerto ballenero de Grytviken, que era administrado como parte de un territorio británico de ultramar. Era sábado, y la bandera se mantuvo flameando hasta el lunes día 26, en que el Magistrado Británico, enterado del hecho, pidió explicaciones inmediatas. El valeroso joven, Manuel Monasterio, fue llevado a la Magistratura y allí fue detenido durante 4 días hasta recibir la orden del gobernador de las Malvinas, quien mandó que lo confinaran durante 90 días.
"Yo sufrí mucho cuando vi a nuestros soldados derrotados tirando sus fusiles y entregandose prisioneros. El que ha vivido momentos no iguales, pero parecidos, sabe lo que eso supone, me queda el consuelo que en un momento de mi vida los humillé haciendo flamear nuestro pabellon durante 4 dias, en territorio britanico y gracias a Dios no murió nadie", comentaba años más tarde Manuel Monasterio.
Finalmente, el buque “Harpón” zarpo para Europa, y luego de realizar una reparación en Noruega, regresó a Buenos Aires. Una vez en Argentina, el joven embarcó en otro buque también ballenero “Ernesto Torquinst” de la misma Compañía Argentina de Pesca, donde estuvo hasta el año 1.960 que cerró la Compañía por la poca demanda del aceite de ballena.
Fue de comisión a los EEUU, donde hizo el curso de Oficial de Cubierta y se embarcó en un buque norteamericano del “Army Transport” participando con este buque en la Guerra de Corea donde fue condecorado. Estuvo navegando durante años en ese buque. También en EEUU hizo un curso de Oficial de la Defensa Civil y llegó al grado de Coronel de la Defensa Civil de los EEUU.
Manuel Monasterio navegó todos los mares, pero sobre todo el Atlántico, el Mediterráneo y el Pacífico. Conoció muchos países y lugares y dominó como pocos su profesión. Fue asesor de la Marina mercante y de la Marina de guerra argentina durante el conflicto de Malvinas en el año 1.982.
Condecoraciones
Durante su estancia en EEUU le tocó llevar una gran cantidad de barcazas mercantes a Turquía. Esto le reportó una buena renta económica que Manuel Monasterio siempre destinó a obras de bien público. Residiendo en Neuquen (Argentina), a principio de la década de los 80, donó una importante suma de dinero a la Asociación Mutualista Evangélica Neuquina (AMEN) con la que se pudo adquirir una ambulancia, construir una escuela para niños y equipar un hospital.
En Argentina fue oficial en el “Eva Perón” y en el “17 de Octubre”, que eran buques de mucho lujo. Monasterio fue el que trajo el ballenero más grande del mundo, el “Juan Perón”, de casi 50 mil toneladas, traído de Belfast, Escocia. Estuvo mucho en la Compañía Argentina de Pesca, en las Islas Georgia del Sur, y era uno uno de los que mejor conocían Gritviken (Georgia del Sur), Puerto donde tenía su factoría la Compañía.
“A Manuel Monasterio lo conocí en el año 1950, siendo oficiales del buque “EVA PERÓN”, no me extrañó nada lo ocurrido en las Islas Georgias, pues era un personaje único, buen amigo, generoso, temerario, muy inteligente, amante con fanatismo del mar. Vivió en Argelia, en Paris, en España, en Estados Unidos, Alemania, Noruega. Navegó en buques liberianos, panameños, norteamericanos. En el sur de la Florida lo nominaron “Un Argentino que Honra la Raza Humana”. Navegó transportando refugiados en el Mediterráneo que le costó su detención de cinco meses en la Isla de Chipre y fue dueño de una empresa naviera", cuenta el escritor Agustín Pérez Pardella.
Distinciones
Manuel trabajó mucho con el Ministerio de Bienestar Social. Hay que decir que fue Licenciado en Servicios Sociales y más allá del título, siempre buscó hacer algo por la gente, sin ser millonario. En realidad, podían creer que tenía mucha plata, pero nunca fue así. “Ni la preciso, dijo, Dios no me abandona nunca, porque sabe que me dedico a hacer cosas".
- Fue Capitán de Armamento y Gerente de la Compañía Argentina de Pesca.
- La “Provincia de Neuquén” le laureó por obras y donaciones en la misma.
- Presidente de la la Asociación de Jubilados de Marina Mercante y Puerto desde 1.985.
- Miembro del Consejo Federal del PAMI (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados) con el objetivo de brindar asistencia médica integral a las personas mayores.
- Buenos Aires le nombró Ciudadano del Año.
- Posee la Orden Imperial de Constantino en 1.973 en la Ciudad de San Juan de Puerto Rico, en el grado de Gran Almirante por su destacada labor en pos del bien público
- Noruega le otorgó el Noble Prix.
- Diputado de la Ciudad de Buenos Aires.
- Productor cinematográfico
en la Película “Yo maté a Facundo” de 1.975.
- Empresario artístico de los más famosos intérpretes de la época.
- Fue miembro durante cuatro años, del grupo interventor del Canal 13 de Buenos Aires.
Vida familiar
Para Manuel no todo era navegar. Físicamente era un joven alto, de buen aspecto, educado, hablador. También, sincero, directo, graciosos e irónico por momentos y sabía que en "casa" estaba esperándole su amor de toda la vida, así que en el año 1.953 regresó a Buenos Aires para unirse con la bella señorita italiana y modelo de nombre Angelina Loruso Palmisano que había renunciado a Hollywood por el amor de Manuel. Se casaron ese mismo año, el 26 de Diciembre de 1.953.
En el año 1.956 nació un hijo, después tuvieron una niña que falleció de párvula. Angelina le acompañó durante 56 años en todos sus viajes y aventuras. “He tenido la suerte -dice- de tener una compañera de primera. Ella es como yo, de mucho carácter, peleadora y trabajadora. Vivo enamorado de mi mujer. Vivimos el estado de enamoramiento, que es el mejor estado del hombre. Nos respetamos, nos queremos, tenemos hijos y dos nietas”, refiriéndose a su familia.
“Uno está luchando permanentemente contra molinos de viento. Siempre peleé por los jubilados. Creo que haber trabajado y hecho algo por los demás, es una de las obligaciones que el hombre tiene en la vida. Siempre hay que hacer algo. El que se desanima no es un buen guerrero y tiene que dedicarse a otra cosa. Hay que batallar y tener fuerza para seguir peleando. Parar nunca. Yo pararé cuando esté en el cajón. Es la única manera de vivir. Los principios los aprendí andando por el mundo y viendo sufrir a la gente", comentaba Manuel.
En el año 2.009 falleció su esposa Angelina Loruso y Manuel se refugia los últimos años ya de su vida con su hijo Manuel-Gerardo y en las muchas amistades que tenía, visitando asiduamente el Centro Montañés, donde “tengo el honor de ser el socio número uno de la Casa de Cantabria”. Eran frecuentes también las reuniones con Capitanes y Oficiales de la Gloriosa Marina Mercante argentina en la “quinta Curras” donde desandaba con ellos tiempos pasados, a la vez que degustaban los asados.
Se emociona cuando visitó con su familia el pueblo de Trillayo: “Ahora valoro mi exilio montañés, donde vivo alejado de toda fantasía y la vida plena de aventuras que he transitado. Hoy, ya con muchos años encima, he retornado a la Montaña y pienso que es mi lugar por sangre, pues soy hijo de padre y madre montañeses y amo también ésta tierra. Mi nieta duerme en la misma cuna en la que había dormido mi abuelo Manuel”, decía.
La vida de Manuel Monasterio se apagó un 24 de Agosto de 2.019 a los 92 años, pero quedaron encendidos los recuerdos y los agradecimientos que la sociedad argentina le dedicó por su amor y grandeza a la patria y por sus obras solidarias con los necesitados. “Creo que haber trabajado y hecho algo por los demás, es una de las obligaciones que el hombre tiene en la vida”. Esa fue su consigna.
Fuentes:
- Lic. Miguel Werner.
Nota publicada en su revista"Almagro y Villa Crespo"
en las ediciones de los meses de octubre y noviembre de 2000
- Facebok: https://www.facebook.com/manuel.monasterio.9
- Agustín Pérez Pardella
- Diario Montañés
José Angel Cantero - Enero - 2.022 |