Nemesio Cuevas y Cuevas, un gran detallista
A las dos de la tarde del día 11 de Diciembre de 1.870, nació un niño en Pumareña que tres días después fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San Pedro de Bedoya por el párroco D. Santos Gutiérrez que le puso los nombres de Nemesio Gervasio. Era el sexto hijo de los siete que tuvo el matrimonio compuesto por Angel de las Cuevas y Santa de las Cuevas que se habían casado en el año 1.859.
Su niñez fue la propia de las familias de finales del siglo XIX. Su padre profesaba varios oficios: era contratista, carpintero y labrador. Al tener que ocuparse la mayor parte del tiempo en esas tareas, los hijos mayores tuvieron que atender las labores propias de la casa pero ninguno de ellos dejó de asistir a la escuela de Esanos. “La enseñanza de las cosas buenas es la mejor herencia que se puede dejar a los hijos” , decía su padre.
Cuando Nemesio tiene 21 años, fallece su padre (año 1.892) y sus dos hermanos mayores, Juan y Francisco, habían cruzado el charco hasta México en busca de un mejor porvenir. La emigración era una escapatoria que muchos jóvenes lebaniegos tuvieron que elegir. Un primo suyo, D. Nicolás de las Cuevas, propone a otros dos hermanos, Mariano y Nemesio, su marcha también a México para ayudarle en la extensa Hacienda que tenía en Tarimoro, en el Estado de Michoacán. Para no entorpecer ni agravar la economía familiar de la casa materna, deciden que los dos hermanos han de relevarse en su estancia mexicana. Primeramente iría dos años Mariano y luego le sustituiría Nemesio por otro periodo similar.
En el año 1.898 parte Nemesio rumbo a México donde su permanencia duró hasta el año 1.900 que regresa a Bedoya. Con los ahorros obtenidos compra por 125 pesetas un derruido y viejo solar en Pumareña y comenzó a armar una nueva casa, que remata en el año 1.903.
A tiro de piedra, a menos de cincuenta metros de su casa, encuentra a una joven y deciden contraer matrimonio. Así, en el mes de Mayo del año 1.906, hacen las escrituras de capitulaciones matrimoniales y al mes siguiente, en el mes de Junio tiene lugar el matrimonio con Felisa Soberón Gómez. El viaje de novios lo efectuaron hasta Santander y de este matrimonio nacerían seis hijos: Angel, Maura, Santa, Gonzalo, Matilde y José.
En el año 1.908 fallece su primo "mexicano" Nicolás, quedando la Hacienda de Tarimoro regentada por su hijo Severo de las Cuevas. Este quiere seguir con la misma estrategia que llevaba su antecesor y pretende contar de nuevo con los servicios de Mariano y Nemesio. Primeramente es Mariano el que se decide a partir rumbo a México y cuando le llega el turno a Nemesio, éste duda.
Por una parte tiene a su familia y por otra era una oportunidad única para ahorrar unos dineros. Acababa de nacer su segundo vástago y Felisa, su esposa, está esperando de nuevo. Después de mucho pensarlo por fin se decide a marchar, dejando a Felisa con los dos niños, con cinco meses de embarazo y una sola vaca que le aportaba leche para ellos.
Antes de partir, Nemesio ofreció a San Antonio de Padua una promesa para cumplir el día del regreso a España; dicha promesa consistía en una limosna de 10 pesetas, así como confesar, dar gracias a Dios y hacer una visita a la Virgen de la Luz, a la "Santuca" en su ermita de Peñasagra.
En el baúl de su equipaje facturaba: 10 camisas, 9 camisetas, 8 calzoncillos, 12 pares de calcetines, 14 pañuelos, 3 toallas, 2 boinas, 5 chalecos, 2 tapabocas, 3 pantalones, 3 pares de zapatillas, 3 pares de zapatos, 1 par de alpargatas, 1 sombrero, 5 blusas y 2 libros. No faltaban tampoco unos chorizos, quesos, té, tila, árnica, huesos de frutas y un par de botellas de aguardiente. Nemesio pesaba 58 kilos.
Con ese equipaje, el día 20 de Enero de 1.911 "a las cuatro de la tarde" parte desde Santander en el Vapor Español "Alfonso XII" haciendo escala en La Coruña donde arriban al día siguiente al amanecer, partiendo ese mismo día hacía la Habana, donde llegaron el 1 de Febrero haciendo una pequeña escala y al día siguiente poner rumbo a Veracruz donde atracaron el día 5 por la mañana. En total 16 días de viaje tras recorrer 4.746 millas.
La Hacienda de Tarimoro, como queda dicho, se encuentra en Senguio, en el estado de Michoacán. Allí trabajó como capataz y como gerente en las prolongadas y frecuentes ausencias de su primo Severo. La Hacienda abarcaba una gran extensión de terreno y se consolidó como una de las fincas más productivas de la región. Poseían más de 500 borregas, 15 chivos, 125 puercos, 224 bueyes mansos, 530 vacas paridas. Se sembraba trigo, maíz, cebada, garbanzos, chícharos…. Trabajaban 33 peones fijos, aparte, en las temporadas de siembra y recolección de frutos, se contrataban otras cuadrillas de braceros.
En Tarimoro a Nemesio le tocó sufrir los rigores de la Revolución Mejicana. Allí, en la Hacienda, el día 23 de Julio de 1.913, se libró una gran batalla. Durante una semana tuvo en la misma Hacienda a las tropas revolucionarias rebeldes capitaneadas por el General Joaquín Amaro. Zapatistas y Maderistas arrasaron con los caballos y saquearon el dinero que había en la Hacienda hasta que pudieron llegar los Federales librando allí una gran batalla con 3.000 hombres de ambos lados. Entre los inquilinos y trabajadores de la Hacienda no hubo que registrar ninguna baja.
“Grande es la América para quien sea honrado y trabajador,” decía Nemesio, pero su pensamiento estaba puesto en el valle de Bedoya, en su familia. Su esposa le mandaba retratos de los niños, pero se daba cuenta de que a algunos ni siquiera los conocía en persona. Las pocas fotos que le llegaban eran su único consuelo.
Por fin, parte de México hacia España el 16 de Marzo de 1.914, llegando a Bedoya el Domingo de Ramos. “Fue muy grande la manifestación de gente que llegó a recibirme, como si yo fuera un gran personaje. Hubo tanta menudencia y estaba tan acostumbrada a que les dieran dulces, que llevé poca cantidad”, comentaba después Nemesio.
De nuevo en casa, compra varias fincas y vuelve a adquirir vacas para poder subsistir y disponer de leche para criar a un nuevo hijo que nació nueve meses después de su llegada. Dos años más tarde, en 1.916, tenía que alimentar ya a cinco hijos y para ello contaba con tres vacas, dos becerras, una burra, gallinas y cerdos. Así mismo, juntamente con algunos vecinos se animaron y lograron que la mayoría del pueblo se decidiese a plantar de nuevo el “Dobro” de vides, ya que unos años atrás una enfermedad, la filoxera, había acabado con los viñedos.
En el valle de Bedoya las únicas distracciones que había eran el juego de los bolos y las cacerías principalmente de osos. Nemesio fue un gran aficionado a la caza y con su tío Jorge de las Cuevas, que fue el cazador más relevante del valle, con el “tíu Juan”, el “tíu Quico”, el “tíu Colás”, Florencio Castelao, Santiago Dobarganes, José Fuente, etc. etc., participó en múltiples cacerías, pasando en alguna de ellas verdaderos apuros como los sucesos acaecidos el día 1 de Enero de 1.920 que les atrapó en “Ajotu” una gran tormenta de cellisca, frío y nieve donde perdieron la vida cuatro cazadores. “Día triste y memorable…..,” comentaba después Nemesio.
En Septiembre del año 1.922 manda a su hijo Angel a estudiar con los jesuitas a la Universidad Pontificia de Comillas. Allí permaneció cuatro años, pero debido a una enfermedad pulmonar tuvo que abandonar los estudios y falleció a los 19 años. Duro golpe para sus padres que solo con la ayuda de su arraigada fe en Dios lograron sobrellevarlo.
Nemesio fue un hombre reservado, detallista, cumplidor, metódico, con unas profundas y arraigadas convicciones religiosas; merece también resaltar una característica personal que le adornaba: tomaba nota de todo lo que caía en sus manos para luego archivarlo. Tuvo el humor de almacenar y poner a recaudo toda la correspondencia que recibía y lo que escribía, lo hacía con papel de calco para poder quedarse también con su correspondiente copia. Estando en Méjico "desde el mes de Marzo de 1.911 hasta el mes de Diciembre de 1.914 escribió 91 cartas, destacando las enviadas a su esposa (34)".
Entre sus ocupaciones más relevantes hay que enumerar:
- Labrador y ganadero.
- Encargado y contable de la Hacienda de Tarimoro (Méjico).
- Fue Secretario de la Asociación Ganadera de Bedoya.
- Secretario de la Junta Administrativa de Bedoya.
- Mayordomo de la Cofradía del Santísimo Sacramento.
- Tesorero y guardián del Humilladero del Pontón.
Falleció en Pumareña el día 2 Mayo de 1.961 a los 90 años. Precisamente ese día se celebra en Liébana la fiesta de la "Santuca", su Virgen predilecta en la que tanta fe tenía, patrona de todos los lebaniegos.
José Angel Cantero - Abril 2.008 |