Concepción Arenal
Prácticamente todos sabemos quién fue Concepción Arenal. Son muchas sus biografías, donde nos revelan sus facetas más ilustres, como una experta en Derecho, pensadora, periodista, poeta, literata dramática y pionera en el feminismo español.
Quizá alguno esté pensando qué tiene que ver ésta reseña de Concepción Arenal con ésta web del valle de Bedoya. Pues sí, algo tiene que ver. Su padre, Angel Arenal, nació en el pueblo de Armaño, era hijo de Vicente del Arenal y Jesusa de la Cuesta y los padres de Vicente, por tanto bisabuelos de Concepción, fueron Manuel Arenal y Clara Gertrudes de Cosío. Ésta última, nacida en 1740 en el pueblo de San Pedro de Bedoya, en la casa que en la actualidad llamamos de Ceballos y que por entonces pertenecía a la distinguida familia de Cosío, Soberón y Bedoya, apellidos que la moraron durante varias décadas. Por tanto, Gertrudes de Cosío y Corces fue la bisabuela de doña Concepción Arenal. De ahí viene su descendencia en relación al valle de Bedoya.
Su padre, Angel Arenal como queda dicho, procedía del pueblo lebaniego de Armaño de una hacendosa familia que permitió a Angel cursar los estudios de leyes, pero por su ideología liberal y por estar en contra del régimen monárquico absolutista del rey Fernando VII, abandonó sus estudios en la facultad de Derecho para luchar por la independencia de España en la carrera militar, destinado en El Ferrol donde ejerció como Teniente Coronel de Infantería.
Allí, en el Ferrol, conoció a María Concepción Ponte, de origen noble, con la que contrajo matrimonio en el año 1818. De éste matrimonio nacieron tres hijas: Concepción (1820), Antonia (1822) y Luisa (1824).
Pero Angel no tuvo una vida fácil, ya que, debido a sus ideales liberales, sufrió varias veces prisión y a consecuencia de ello cayó enfermo y murió en 1829, con lo que Concepción quedó huérfana de padre con tan solo 8 años. La ideología de su padre, firme defensor del liberalismo y su prematuro fallecimiento, marcarán sin duda el carácter de Concepción Arenal. De él aprenderá a mantener firmes sus convicciones personales y a luchar por lo que cree justo.
Con ésta tragedia familiar, en ése mismo año, la esposa de Angel tuvo que abandonar El Ferrol y trasladarse con sus tres hijas a Armaño (Liébana). En éste pequeño pueblo vivía la abuela Jesusa de la Cuesta. Pero en Armaño una nueva desgracia acompañó a la familia: la muerte (1930) de su hermana pequeña Luisa, que apenas tenía seis años. En 1834 la madre se trasladó a Madrid con sus dos hijas: Concepción y Antonia.
En Madrid, Concepción mostró ya su pasión por el estudio, aprendiendo ella sola el francés y el italiano. Tenía una sed insaciable por saber, y leía cuantos libros caían en sus manos, a la vez que ingresó en un colegio para señoritas.
Hasta el año 1840 no volvió Doña Concepción a Armaño, a su casa (como mayorazga que era) y entonces lo hizo para asistir en su última enfermedad a su abuela paterna. Doña Concepción atendía llena de solicitud y cariño a su abuela; y cuando ésta se hallaba mejor, aprovechaba el tiempo que le dejaba libre el cumplimiento de sus deberes, en leer mucho y estudiar cuanto podía en los libros que tenía a mano, entre otras cosas fisiología y anatomía. También gustaba de dar paseos tan largos, que a menudo volvía ya de noche . Pero su abuela, ya casi octogenaria, falleció ese mismo año, dejando a Concepción en herencia todos los bienes de la familia. Muerta su abuela, volvió Concepción a Madrid y un año después, 1841, de manera repentina, muere también su madre.
En el año 1842 Concepción entró como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central (actual Universidad Complutense de Madrid), vistiendo ropas masculinas, ya que en aquella época la educación universitaria estaba prohibida en las mujeres. El uso de pantalones fue sencillamente una necesidad que Concepción tuvo que asumir para poder participar tanto en la Universidad como en tertulias políticas y literarias.
Con este atavío, conoció al que fue su marido, el abogado y periodista de ideología liberal Fernandeo García Carrasco, natural de Mérida. Se casaron en el año 1848; Concepción tenía veintiocho años y su esposo cuarenta. El matrimonio tuvo tres hijos, su hija mayor, de nombre también Concepción, nació en 1849 y murió con solo dos años; su segundo hijo fue Fernando (1850-1925) fue ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y el tercero Ramón (1852-1884).
Su esposo, aunque era abogado, no ejercía la carrera: sus aficiones le inclinaron siempre más a la literatura que a las leyes. Juntos colaboraron en el periódico liberal Iberia, hasta que en Enero de 1857 Fernando murió de tuberculosis y Concepción se quedó sola y sin recursos.
Forzada por las dificultades económicas, se vio obligada a vender sus posesiones de Armaño y se retiró a vivir a Potes llevándose a sus dos hijos aún de muy corta edad. En Potes alquiló, por un precio módico, la casa solariega de Dª Isabel de Agüeros, madre del violinista Jesús de Monasterio, y en ella se instaló muy modestamente. Durante los años que vivió en Potes, se dedicaba primeramente a educar y atender a sus hijos, y después a estudiar y escribir, fundando en 1859 el grupo femenino de las Conferencias de San Vicente Paúl para ayudar a los pobres. Para ello, escribió un Manual explicando cómo debía entenderse e interpretarse la visita a los pobres, obteniendo para ellos el mayor beneficio en lo humano y en lo divino; socorriéndoles materialmente en cuanto fuera posible; ayudándoles en sus trabajos; tratando de aminorar un poco su desgraciada situación; llevando la resignación a sus conciencias; el amor de Dios a sus corazones; dándoles saludables lecciones de moralidad e higiene, inculcándoles ideas buenas y sanas.
Su estancia en Potes no fue muy duradera pues en el año 1863 ya se encontraba de nuevo en Madrid, debido a que fue nombrada para desempeñar el cargo de Visitadora de Prisiones de mujeres, cargo que ejerció hasta Noviembre de 1865 por haber sido suprimida la plaza.
En 1868, fue nombrada inspectora de casas de corrección de mujeres, y tres años después, en 1871, empezó a colaborar con la revista La Voz de la Caridad, de Madrid, en la que escribió durante catorce años sobre las miserias del mundo que le rodeaba. En 1872 fundó la Constructora Benéfica, una sociedad que se dedicaba a la construcción de casas baratas para obreros. Posteriormente también colaboró organizando en España la Cruz Roja de los Socorros, para los heridos de las guerras carlistas y se puso al frente de un hospital de campaña para los heridos de guerra en Miranda de Ebro. En 1877 publicó Estudios penitenciarios.
El interés de Concepción Arenal por las personas desheredadas, analfabetas, prostituidas y presas se intensifica con sus visitas a cárceles, hospicios, asilos y escuelas, espacios donde puede comprobar las secuelas de la discriminación y la marginalidad. Considera también que el delito puede corregirse mediante la educación, la aplicación de la justicia, la responsabilidad moral y la disposición política, y señala que la reforma moral de los ricos es más urgente que la de los pobres. “La cuestión no está en que el pueblo aprenda a leer, sino en que llegue a discurrir. Abrid escuelas y se cerrarán cárceles”.
Con Concepción Arenal nace el feminismo en España, porque desde joven luchó por romper los cánones establecidos para la mujer, rebelándose contra la tradicional marginación del sexo femenino, y reivindicando la igualdad en todas las esferas sociales para la mujer. La Academia de Ciencias Morales y Políticas la premió por su memoria La beneficencia, la filantropía y la caridad. Era la primera vez que la Academia premiaba a una mujer. Posteriormente Concepción siguió publicando libros de poesía y ensayo, como Cartas a los delincuentes (1865), Oda a la esclavitud (1866) o la Ejecución de la pena de muerte (1867).
En el año 1875 Doña Concepción se traslada a Gijón, acompañando a su hijo Fernando que fue nombrado Ingeniero director de la Junta de Obras del Puerto. Posteriormente, en el año 1889, su hijo fue nombrado Ingeniero de Obras del Puerto de Vigo a donde se trasladó también con su madre.
Concepción Arenal murió el 4 de febrero de 1893 en Vigo. Sus restos mortales reposan en el cementerio de Pereiró, donde años después de su muerte es honrada con un monumental mausoleo obra de Manuel García Román y sufragada por el Ayuntamiento de Vigo. En su epitafio el lema que la acompañó toda la vida: «A la virtud, a una vida, a la ciencia».
Fuentes:
https://www.cervantesvirtual.com/portales/concepcion_arenal/autora_cronologia_2/
https://www.eldiario.es/cantabria/cantabros-con-historia/concepcion-arenal-comienzo-revolucion_132_2988282.html
https://revistas.uma.es/index.php/baetica/article/view/12917/14199
https://es.wikipedia.org/wiki/Concepci%C3%B3n_Arenal
https://www.atlantico.net/articulo/vigo/vigo-celebra-siglos-visitadora-carceles/20200114003908751641.html
https://www.atlantico.net/articulo/vigo/concepcion-arenal-dama-buena-generosa/20201227001924812813.html (foto mausuleo)
Concepción Arenal: La caminante y su sombra. Escrito por Anna Caballé
José Angel Cantero - Julio - 2022 |