Félix de las Cuevas González
Gran benefactor lebaniego
Todos los lebaniegos hemos oído nombrar infinidad de veces a don Félix de las Cuevas, pero ¿sabemos quién fue?. ¿Conocemos su origen, sus pasos por este mundo, sus obras, su vida?. ¿Porqué le incluimos en ésta página de Bedoya?. ¿Tuvo alguna relación con el valle?. Todo esto lo vamos a tratar de aclarar en estas líneas.
Antepasados
Félix de las Cuevas González nació un 16 de Diciembre del año 1.830 en el pueblo lebaniego de Aniezo. El apellido de las Cuevas había llegado a este pueblo un siglo antes, en el año 1.724, procedente del valle de Bedoya cuando se casó Felipe de las Cuevas, natural de Esanos, con la joven de Aniezo María Díez de Movellán. Un bisnieto de este matrimonio, llamado Claudio de las Cuevas, “volvió” de nuevo a Bedoya para casarse con una joven de Esanos llamada María Antonia Gómez de Bedoya con la que tuvo cuatro hijos; dos nacieron en Esanos y los otros dos en Aniezo. Uno de los nacidos en Esanos se llamó Juan Antonio de las Cuevas que luego se casaría con Rosa González, natural del pueblo de Lerones, y se establecieron en Aniezo, procreando siete hijos. El tercero de ellos fue Félix de las Cuevas que recibió las aguas bautismales en la Iglesia de San Martín de Aniezo el día 19 de Diciembre de 1.830 de manos del cura de dicho pueblo don Celestino González de la Canal que le puso por nombre Félix Nicasio.
Juventud y emigración
Los padres de Félix procedían de una familia de “indianos”, que habían emigrado años atrás a México y tenían una posición bastante solvente. De todos modos, con siete bocas en la mesa, mas las de los padres, había que arrimar el hombro donde se pudiera. Tanto es así que Félix, después de ir a la escuela de Aniezo, donde destacó por sus buenas calificaciones, demostrando su talento y su soltura con los números, con apenas diecisiete años toma el barco con destino a las Américas, concretamente a México. Su llegada a Veracruz coincide con una época en la que aún persistían las revueltas de la Presidencia de Santa Anna cuando Estados Unidos planteó la incorporación de Texas a su territorio, lo que conllevó la consiguiente guerra entre ambas naciones y la convulsa época de Juárez.
Todos estos contratiempos no mermaron las ganas y el afán de Félix por abrirse un camino y un porvenir mejor que el que podría tener en Aniezo. Así que una vez en tierras aztecas, sus conocimientos, su valentía, su poder de decisión y su habilidad para desenvolverse en la vida, le llevaron a ejercer como administrador de la familia Hohenlohe, de la alta aristocracia alemana, manteniendo también relación laboral con los importantes negocios de la familia Iturbe.
De éste modo, en un ambiente de dinero y negocios, se desenvolvió don Félix en sus primeros años por tierras mexicanas, hasta que, aconsejado por gente de su confianza, decidió establecerse por su cuenta, entrando de lleno en el mundo de las finanzas, con todo lo que ello supone, como el valor, el arrojo y la intuición que todo buen emprendedor debe de tener. Dicen que los tiempos malos, como se vivían por aquella época en México, son tiempos para las oportunidades. Y eso lo aprovechó Félix de una forma impecable. Un emprendedor no es un iluso, es un valiente que decide tirarse por un acantilado sin saber, muchas veces, lo que le espera allí abajo. A Félix de las Cuevas le esperaba el éxito y la aureola.
Aunque el mundo bursátil es un trabajo estresante, a Félix le entusiasmaba y lo llevaba con la mayor ilusión del mundo. Sus pequeños ahorros iniciales los fue colocando en acciones que le iban reportando pingües beneficios. Poco a poco se fue abriendo camino y cuando se quiso dar cuenta estaba ya metido en contratos y mercados de gran envergadura.
En este ambiente, Félix de las Cuevas ya aparece como accionista cuando se fundó el “Banco de Londres, México y Sudamérica” en el año 1864. Fue el primer banco privado comercial del país, traído por los ingleses a la Ciudad de México. Los empresarios financieros de la ciudad de México comprometían su capital en operaciones de crédito destinadas en proporcionar recursos a la actividad mercantil y productiva del país.
En el año 1881 se fundó el Banco Nacional Mexicano donde Félix fue uno de los grandes accionistas con el 20 % del capital. Posteriormente, en 1884, éste Banco se fusionaría con el Banco Mercantil. El día 2 de Junio de ese año se reunieron los consejeros del Banco Nacional Mexicano, encabezados por don Antonio de Mier y Celis, don Félix de las Cuevas y León Stein con los consejeros del Banco Mercantil Mexicano y declararon que quedaba formalmente consumada la unión de ambos Bancos que desde entonces funciona con el nombre de Banco Nacional de México, conocido actualmente como Banamex.
Pese a esta unión, Félix de las Cuevas siguió como Consejero de este nuevo Banco, cargo que seguiría ocupando hasta el año 1910 en que, debido a su ya delicada salud, tuvo que abandonar, pero sus negocios financieros le habían proporcionado una gran fortuna.
Aparte de los círculos financieros, Félix de las Cuevas participó también en empresas mineras, ferrocarriles, eléctricas, bienes raíces, hoteles, etc…, siendo presidente de los Ferrocarriles de México. Un grupo de empresarios de origen español, y alguno también mexicano, solicitaron a las autoridades mexicanas concesiones para la construcción del sistema ferroviario. De esta forma, Félix fue pionero, participando con mil acciones, en la construcción del ferrocarril de México a Veracruz que era un largo sueño del país, inaugurado en el año 1873.
También fue presidente de la Compañía Minera de Real del Monte que, con capital norteamericano y mexicano, explotaba las minas de plata en la región de Pachuca. A nivel productivo, era la empresa minera más importante del Estado.
Fue uno de los fundadores de la Cámara Española de Comercio, creada en 1890, para fomentar la importación a México de productos españoles. Dicha Cámara fue un centro de reunión de los
españoles y un símbolo de prosperidad. Allí se reunían las figuras hombres de negocios y comerciantes españoles, contribuyendo al crecimiento económico entre ambos paises.
Desconozco las veces que Félix regresó a España, pero me apunto a que fueron escasas; sus obligaciones le amarraban demasiado para volver a su tierra natal. Siempre tuvo una excelente relación con su hermana Juliana que se había casado con don Francisco Reda del Hoyo, natural del pueblo de Viñón, donde luego residieron. Félix les encargó construir en Viñón una suntuosa morada para ellos y para él cuando viniera a su tierra natal (hoy dicha casona está restaurada y destinada a Casa Rural). Y por fin llegó el momento de regresar en el año 1870. Félix estaba ya en Veracruz a punto de zarpar, cuando le envían un cable al barco y tiene que retornar de inmediato a la capital, no volviendo ya jamás a su tierra natal. Sus negocios se lo impidieron.
Sociedad Española de Beneficencia
Otra de las preferencias de Don Félix fue repartir parte de sus ganancias entre los más necesitados. Fue una persona con una gran fe religiosa, que lo demostró con creces con sus actos. Fue también una persona humilde, nada arrogante ni orgulloso. La soberbia ama la publicidad y desea ser el centro de atención, pero Félix tenía prohibido que las cifras de sus donativos se hicieran públicas. No necesitaba los halagos. De este modo, quiso afrontar los problemas básicos en los que podían verse involucrados los emigrantes españoles en México, - enfermedad, accidentes, desempleo, falta de recursos - o lo que es lo mismo, tratar de cubrir la necesidad universal de unas prestaciones sociales que allí nadie dispensaba ni a la población autóctona ni, por tanto, tampoco a los foráneos.
De esta forma, en el año 1842 se había fundado, por medio de un grupo de compatriotas españoles, la Sociedad Española de Beneficencia, con la misión de socorrer a todo español desprovisto de recursos o enfermo. Posteriormente, Félix de las Cuevas fue Vicepresidente de dicha Sociedad y en el año 1890 llegó a ocupar la Presidencia, gozando de un gran prestigio y consideración, dada su natural bondad, su trato afable, caballerosidad y extensa cultura adquirida en su larga experiencia vital en el país azteca. Y para demostrar todo esto, dejó a su fallecimiento un legado de 10.000 pesos oro para la Sociedad, cantidad muy estimable para aquél tiempo
Otra faceta por la que se interesó mucho don Félix fue la escasa cultura de los emigrantes que llegaban de España. Para paliar esa necesidad en el año 1862 fundó, junto a varios compatriotas, el Casino Español, donde don Félix fue socio y benefactor. En este centro los mismos socios impartían clases de aritmética, gramática, música, teneduría de libros, inglés, filosofía o historia a los dependientes de los comercios propiedad de españoles.
Fue partícipe de una intensa vida social y cultural, relacionándose, debido a sus negocios y a los cargos que desempeñó, con la élite política y económica de México, disfrutando de una gran amistad con el ministro de economía José Yves Limantour.
A pesar de ésta dinámica vida y de un gran prestigio entre le élite mexicana, Félix no llegó a contraer matrimonio. Los últimos años de su vida coincidieron con un cierto deterioro físico y fue abandonando sus puestos ejecutivos, lo que coincidió con la Revolución y la llegada a la capital mexicana de Emiliano Zapata y Pancho Villa.
Agotado ya por su avanzada edad, don Félix Cuevas falleció en la ciudad de México el 31 de marzo de 1918, pero no fue sino hasta años después cuando se conocieron en detalle sus disposiciones testamentarias que ordenaban la creación de obras benéficas tanto en México como en España. Sus restos mortales descansan en la capilla del Panteón Español de México (D.F.). Su epitafio reza así:
“Félix Cuevas
Aniezo – Santander
16 de Diciembre 1830
México 31 de Marzo 1918
R.I.P.”
Fundaciones en México
En su testamento, don Félix de las Cuevas dispuso que el valor de 4.000 acciones del Banco Nacional de México, que tenía en Londres y en Paris, y el de los bonos hipotecarios de la Compañía de Ferrocarriles del Distrito, se destinaran a la adquisición de inmuebles para habitación gratuita de personas desvalidas que carecieran de hogar. A los deseos del señor Cuevas se les dio más tarde forma (22-09-1922) constituyéndose el “Patronato de la Fundación Félix Cuevas”. En cuyos estatutos se expresa que la Fundación “tiene por objeto proporcionar edificios en donde puedan ser aislados, mantenidos y educados los menesterosos, así como proporcionar habitaciones por rentas módicas a personas que sean o hayan sido empleados de comercio o tengan profesión, alcanzando también este beneficio a sus familiares, estableciéndose como único requisito que deberán justificar su necesidad y buena conducta”.
Al constituirse el Patronato de la Fundación “Félix Cuevas”, se hizo constar que los ejecutores testamentarios habían adquirido los edificios 92 y 94 de las calles del Doctor Navarro de la ciudad de México en la suma de $255.000,00 oro nacional, cediendo dichos edificios a la Fundación “Rafael Dondé” para establecer un centro escolar para niños pobres con la condición que los cuide, mantenga y eduque. Un compromiso de ayudar a los más necesitados a través de la educación.
Poseía también Félix de las Cuevas una respetable cantidad de metros cuadrados en terrenos situados en la capital mexicana. De todas las propiedades, la que reviste mayor interés, es la situada en terrenos emplazados en la Colonia de la Teja, que fueron adquiridos por cuatro socios, que supieron aprovechar las facilidades que dio el Gobierno mexicano a los inversionistas. Uno de los socios fue don Félix con el 20 % del capital. Cuando se deshizo esta sociedad a Félix le correspondieron 61.800,30 metros cuadrados en el Paseo de la Reforma, un terreno de lo más cotizado de la capital azteca.
En agradecimiento a sus obras benéficas, en el año 1920, el Gobierno mexicano le honró con la nomenclatura de una gran Avenida en la capital mexicana que lleva su nombre. La “Avenida Félix Cuevas” es una amplia y larga calle con seis carriles en el centro de la ciudad.
Obras Benéficas en Liébana
Además de las obras de ayuda y beneficencia que realizó en su patria de adopción, también su tierra natal, su pueblo conoció su generosidad. A sus expensas se arreglaron caminos en Aniezo, se hizo una traída de aguas, un nuevo cementerio, la ermita de San Juan y Santa Rosa en Somaniezo y en el mismo pueblo de Aniezo, en el año 1916 fundó una Escuela de primeras letras.
Félix de las Cuevas ya hemos dicho más arriba, que destacó como un gran filántropo, ayudando a los más necesitados de una forma desinteresada y fundó un generoso legado que daría lugar a la Fundación que lleva su nombre en Potes para ayudar a personas desvalidas, que en la actualidad es Residencia de Ancianos y un colegio para niños pobres, que ahora se ofrece como Escuela Hogar.
Escuela Hogar
La Escuela Hogar comenzó a funcionar en Potes como centro educativo a finales de los años sesenta del siglo pasado, contando en un principio con alumnos de Bachiller y Preuniversitario. A partir de 1975 se habilita una sección de Escuela Hogar como consecuencia de la desaparición de varias escuelas rurales de la comarca y su correspondiente concentración en Potes.
Fundación Asilo
Cuando don Félix anunció sus deseos de construir un Asilo en Potes, preguntó por el número de camas que harían falta, así como el coste que ello acarrearía. “Es muy suficiente el número de 20 ó 25 camas para las necesidades de la zona. Dejándolo en 20 camas se podría mantener el Asilo con una renta de 15.000 pesetas al año para no tener escaseces”, le contestan desde Liébana. En el mes de Noviembre de 1911 se concluye el anteproyecto de la obra con un costo total de 233.973,15 pesetas. Su construcción comienza en el año 1921 y en el año 1928 se constituyó la Fundación llevada a cabo por su sobrino Juan Reda y Cuevas.
En la escritura de fundación de 17 de julio de 1928 lega 25.000 ptas., y una serie de fincas y edificios para dicho fin, destinando el Asilo “para la asistencia de ancianos de ambos sexos, que no puedan trabajar y preferentemente a los desvalidos de Viñón, en su defecto de Colio y si tampoco hubiera, de Cillorigo en general”.
Este Asilo se construyó en el centro de la villa de Potes, utilizando una vieja viña que debió pertenecer al antiguo convento de los Dominicos de San Ildefonso y dejó también mandado don Félix en su testamento que en la capilla se entronicen las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen de la Luz y San José.
Cincuenta años más tarde, y bajo el tesón y trabajo de otro gran emprendedor y filántropo, el sacerdote lebaniego don Desiderio Señas, dicho Asilo se convirtió en una honorable Residencia de ancianos con capacidad para 90 personas, y con más de treinta empleados para atenderles. En este centro, de gestión privada y atendido por la Congregación Siervas de los Pobres, Hijas del Sagrado Corazón, se acoge tanto a personas dependientes como independientes de al menos 65 años de edad, carentes de recursos económicos, teniendo preferencia las personas que vivan solas y con problemas.
Este es el gran legado que nos dejó don Félix de las Cuevas González.
Sus alianzas comerciales, sus esfuerzos y su tenacidad, hicieron de Félix un personaje que dejó una imborrable huella en la historia de México y de Liébana. Que sirvan estas letras para que conozcamos un poco más y mejor a este lebaniego, que se acordó de su tierra natal y de sus gentes más necesitadas.
Fuentes: Aportación personal y
http://ciudadanosenred.com.mx/felix-cuevas/
http://www.jap.org.mx/diriap/index.php?iap=0039
http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/AALKGN8EL4I64LPPCXAIQS7C8J3RP6.pdf
http://books.google.es/books?id=DVyRyOFRmPQC&pg=PA949&dq=felix+de+las+Cuevas+mexico&hl=es&sa=X&ei=QLgJU5KZH8-S0AWkpIDACg&ved=0CDUQ6AEwAQ#v=onepage&q=felix%20de%20las%20Cuevas%20mexico&f=false
http://www.jap.org.mx/diriap/index.php?iap=0039
http://www.topresidencias.com/Asilo-Felix-de-las-Cuevas--1-1407.html
http://www.estudiosmoreno.net/galeria/details.php?image_id=525
José Angel Cantero - 2014 |