Jorge
de las Cuevas Gómez,
gran cazador de osos
"José
Jorge de las Cuevas Gómez de Bedoya". Este es
el nombre completo del que con el tiempo sería conocido
como el "tíu Jorge". Su padre, Santiago
de las Cuevas, natural de Esanos, se había casado
el día 20 de Abril de 1.825 con María Gómez
de Bedoya, nacida en San Pedro. Fijaron su residencia en
Esanos y tuvieron nueve hijos. El sexto de ellos sería
Jorge, nacido en el año 1.834.
Su niñez
fue dura y difícil. Eran muchas bocas a la hora de
sentarse a la mesa y, debido a la época que hablamos,
los recursos pocos. Para colmo, cuando tenía 16 años
fallece su padre (año 1.850). Dos de sus hermanos
habían emprendido la aventura americana estableciéndose
en México y los demás hermanos se fueron casando
posteriormente abandonando la casa natal de Esanos. Solamente
quedaba Jorge haciendo compañía y cuidando
de la madre hasta su fallecimiento que ocurrió el
28 de Julio de 1.872.
Viéndose
solo y con casi 40 años, decide buscar una mujer
con la que compartir el resto de sus días y no tuvo
que andar mucho para encontrarla ya que la joven estaba
en el mismo Esanos. Se llamaba Agustina de las Cuevas y
de ese matrimonio nacieron luego cuatro hijos: Manuel, Luis,
Sagrario y Guadalupe.
La vida de
Jorge en Esanos se desarrollaba, como la de la mayoría
de sus vecinos, con las tareas propias de la labranza y
ganadería. Pero a la vez conjugaba éstas labores
con sus dos grandes pasiones: la caza y la artesanía.
Fue un gran artesano de
la madera. Aprovechando los rigores de los inviernos, contribuyó
a la economía familiar haciendo herramientas para
la labranza, a la vez que fabricaba y tallaba albarcas.
Pero donde
más destacó el “tíu Jorge”
fue en su faceta como cazador de osos. A mediados del siglo
XIX y principios del XX, en Liébana los osos eran
animales muy comunes. Para hacerse una idea, basta decir
que en el año 1.875, narraba el “tíu
Jorge”, que ese año "había
mucha grana de bellota y por tanto muchos osos, pero no
se mataron NADA MAS QUE DOS". Cifra que
en aquella época les parecía ridícula.
Hoy nos lleva a recapacitar y añorar tiempos mejores.
Era la máxima
distracción y esparcimiento que tenían los
hombres de la época. Al abundar los osos, eran también
bastante frecuentes los encuentros, por otra parte nunca
deseados, de los vecinos del valle con el plantígrado.
Al oso por lógica hay que temerle, aunque siempre
hay excepciones. En cierta ocasión, un vecino de
Esanos se tropezó con el oso en la “Calleja
de Saria”. Para los que no conozcan el lugar diré
que el camino es estrecho y angosto, bordeado por uno de
los márgenes con una pared y por el otro con una
fuerte pendiente hacia el monte. Los dos, oso y lugareño
se pararon. Se miraron sin saber la reacción tanto
de uno mismo, como la del contrario. Entonces el “tíu
Hipólito”, que así se llamaba el vecino
de Esanos, sin amedrentarse y dirigiéndose al oso
le espetó: "O te apartas tu, o te
aparto yo". Y cuentan que el oso se dio
la media vuelta y emprendió su huída monte
arriba. Cauto y obediente que fue el animal.
Pero no todos
los encuentros tuvieron el mismo resultado. En una cacería
por las estribaciones de Peña Sagra, cerca de la
ermita de la Virgen de la Luz, el “tíu Jorge”
se dio de bruces con un oso que venía herido y antes
de poder hacer uso de su arma ya le tenía encima;
milagrosamente acudió su perro que se abalanzó
sobre el oso y en el forcejeo entre el oso y perro pudo
escapar el cazador; pero desde aquel instante el “tíu
Jorge” pesaba un kilo menos debido a que las zarpas
del oso se lo habían arrebatado de sus nalgas. La
cacería terminó con un herido: el “tíu
Jorge” y con dos muertos: el oso y el perro. A los
tres juntos y en el mismo carretón los bajaron posteriormente
al pueblo de Aniezo.
Su fama y
su valor llegó a toda la provincia y eran frecuentes
las cacerías que se organizaban con cazadores de
fuera de la región, capitaneados siempre por el “tíu
Jorge”, sin duda el cazador más relevante del
valle en todas las épocas; se comenta de él
que pudo matar en su vida hasta una docena de osos. Llegó
a participar en la memorable cacería celebrada en
el valle de Bedoya en el año 1.905 con la presencia
del rey Alfonso XIII.
Como todo
aquel que es influyente, Jorge fue un hombre que despertó
polémicas, amores y odios. Tenía un fuerte
carácter, impulsivo y apasionado, lo que acarreó
varios procesos y enfrentamientos con parte de sus vecinos.
En julio
de 1.887 fue nombrado Secretario de la Junta Administrativa
de Bedoya. En Septiembre del mismo año renuncia a
dicho cargo, permaneciendo como vocal al no ser del agrado
del Presidente de dicha Junta, que por aquel entonces lo
era Felipe Alles. En ese tiempo fallece el presidente y
los vocales no se ponen de acuerdo para nombrar entre ellos
uno nuevo. Se celebró una votación y salió
empate. Tuvo que intervenir el Alcalde de Cillorigo nombrando
como Presidente al vocal de mayor edad que era precisamente
Jorge. De ahí resultó un cisma, ya que unos
vecinos estaban a favor y otros muchos en contra, dando
lugar a desobediencias. Los disidentes llegaron a nombrar
un nuevo Presidente. Por fin tuvo que intervenir de nuevo
el Alcalde del Ayuntamiento castigando a los insurrectos,
quedando Jorge como un único Presidente.
Con
muchos años a sus espaldas y viendo que su vida ya
se agotaba testó en San Pedro de Bedoya, juntamente
con Agustina, su mujer, el día 15-07-1924. Al matrimonio
nunca le faltaron las atenciones y cuidados de la familia.
Sus hijas Sagrario y Guadalupe se encargaron de ello hasta
que en el mes de Marzo de 1.928 falleció Dª
Agustina. Dos años más tarde, en el año
1.930, fallece también en su casa de Esanos D. Jorge
de las Cuevas Gómez a los 96 años de edad.
José Angel Cantero - Enero
2.008 |