Alfonso Gutiérrez
Cuevas, alcalde de Potes y embajador de Liébana
Cuando el día 17 de Octubre de 2.007 los medios de comunicación regionales y nacionales anunciaban desde Madrid el fallecimiento de Alfonso Gutiérrez Cuevas, toda Liébana se conmocionó y lloró su muerte. Alfonso, aparte de Alcalde del Ayuntamiento de Potes, fue el mejor embajador y emisario que Liébana siempre tuvo. De ahí la gran despedida que se le dio en su funeral. Me atrevo a decir que nunca se vio en la villa de Potes una manifestación de duelo tan multitudinaria como la vivida el día 19 de Octubre en su despedida.
Alfonso Gutiérrez Cuevas había nacido en el pueblo de Esanos, en el valle de Bedoya, el día 23 de Enero de 1.951. Hijo de Francisco Gutiérrez y de Dolores Cuevas que tuvieron tres retoños: Francisco, Alfonso y María Dolores. A los dos meses de su nacimiento, sus padres se trasladan a vivir a otro pueblo del valle: Trillayo donde Alfonso recibe la enseñanza de las primeras letras, y pronto, tanto su maestra como sus padres, perciben en él unas notables dotes de inteligencia.
Una vez cumplidos los once años, un tío suyo, D. Moisés Cuevas Cabiedes, que era sacerdote y había fundado unas becas para ayudar a la formación de seminaristas del valle de Bedoya, tanto en Comillas como en el seminario de Monte Corbán, anima a sus padres para que le manden a estudiar con los jesuitas al primero de los sitios reseñados.
“Fonso” abandona la escuela de Trillayo para pasar a Comillas, pero una desgracia familiar, como la muerte de su hermano Paquito, le sumerge en un mundo de pena. Ocurría esto en el año 1.963. En la localidad de Tama un coche acabó con la vida de Paquito cuando iba en bicicleta. Tan solo contaba con quince años. Este triste suceso conmovió a todo el elenco familiar del que no pudo tampoco evadirse, ni quedar ajeno "Fonso".
En la Universidad Pontificia de Comillas está solamente un año ya que su tío cura le lleva al Seminario de Monte Corbán, al entender que allí podría sobrellevar con mejor nota sus estudios al ser menos exigentes que los impartidos por los jesuitas.
“Fonso” a la vez que lleva con lucimiento su formación, se va convirtiendo en un joven apuesto, alto, de carácter alegre y abierto con todos, lo que le hace rodearse de muchos amigos. Pero se da cuenta que su destino no estaba en la vida religiosa y decide abandonar los estudios en el Seminario con el consiguiente disgusto de su tío Don Moisés.
Regresa a Trillayo, pero con 18 años a "Fonso" su pueblo se le quedaba pequeño y encuentra su primer trabajo como guía en las Cuevas de Altamira. Entre las galerías de este enclave prehistórico transcurrió su actividad, explicando a los turistas de turno los pormenores de este espacio engalanado con pinturas rupestres del paleolítico.
En el año 1.973 contrae matrimonio con Estela Róiz, una joven lebaniega, hija del conocido industrial cárnico "Juanito". Por esa época consigue una plaza para trabajar en el Banco de Santander, siendo su primer destino la localidad asturiana de Arenas de Cabrales. Allí permanecerá varios años para con posteridad pasar destinado a la también asturiana villa de Infiesto. En Infiesto se encontraba un tanto alejado de Liébana, donde ya iba creciendo su prole, hasta que por fin logra el ansiado traslado a la capital lebaniega. Sus cuatro hijos: Alfonso, Juan Francisco, Rubén y David Minervino le necesitaban y estaban esperándole con los brazos abiertos. Ahora ya le podían ver a diario.
Transcurridos unos años en Potes, su vida da un nuevo giro. La muerte de su suegro “Juanito”, le obliga a dejar su compromiso laboral con el Banco y dedicarse a dirigir el negocio familiar. A la vez empieza a hacer sus pinitos en la política apuntándose al Partido Popular.
En el mes de Mayo del año 1.995 su Partido le propone presentarse a las elecciones municipales como cabeza de lista y Alfonso lo acepta a sabiendas de que era probable ganarlas. De esa manera se introdujo en la política, pensando que podía aportar algo a la vida pública y advirtiendo que criticar desde fuera era "demasiado fácil". Se dio cuenta de su vocación como servidor público.
Del resultado de esas elecciones de 1.995, salió elegido Alcalde del Ayuntamiento de Potes, cargo que ya no abandonaría hasta su muerte. Fueron doce años como Alcalde y algo bueno tendría “Fonso” cuando en las últimas elecciones de 2.007 salió reelegido por cuarta vez consecutiva, además con la mayoría absoluta.
Una grave enfermedad le fue mermando sus fuerzas, pero no su entusiasmo por intentar que Potes y Liébana en general salieran a flote. Era el alcalde de Potes, pero llevaba a Liébana en su corazón: "No concibo hablar de Potes, sin citar a Liébana" se le oía muchas veces. Siempre tuvo una sonrisa, una broma, un gesto o una palabra agradable para todo el mundo. Sin querer ahondar en sus ideas, sus grandes aciertos, o posibles fracasos políticos, quiero expresar que “Fonso”, sin pretenderlo, nació para la política. Vivió para servir, para ayudar, para tener siempre una palabra amiga para todos. "Yo soy el Alcalde de Potes, de todo el pueblo, por tanto trato de atender de la misma manera a una persona allegada a mi partido que a otra de ideas diferentes” .
En el año 2.007, y a propuesta de su partido, Alfonso es nombrado Diputado en el Parlamento de Cantabria, siendo miembro de la Comisión de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad. Fue a su vez Consejero y Vicepresidente en el Consejo de Administración de Caja Cantabria, así como miembro de varias asociaciones culturales, religiosas y gastronómicas. Difusor de fiestas y tradiciones, como la Fiesta del Orujo o la Fiesta del Cocido Lebaniego, celebradas en Potes y que en pocos años consiguieron un gran realce. La reforma de la Torre del Infantado era uno de los logros de los que se sentía más orgulloso, aunque no pudo ver rematada la obra.
El 17 de Octubre de 2.007, en una revisión médica, fallece en Madrid con 56 años. Sus honras fúnebres, como queda dicho más arriba, fueron una gran manifestación de duelo por parte de personas de todos los ámbitos que quisieron de esa manera agradecerle su trabajo y su entrega hacia su querida Liébana.
Fue un hombre honesto y firme, cercano con los vecinos, sin afán de protagonismo, responsable e ilusionado con las continuas metas y objetivos que plantea un consistorio como el de Potes. Luchador hasta el final y tan querido por todos que el pleno Municipal del Ayuntamiento de Potes le nombra unánimemente, a título póstumo, Hijo Adoptivo de la villa. Por otra parte, Caja Cantabria le concede, también a título póstumo, la Insignia de Oro de la Entidad. Del mismo modo, en una votación del Pleno Municipal se acordó la propuesta que reflejaba “el sentir y parecer de todos, autoridades y vecinos de la capital lebaniega” de conceder una plaza, o calle, de la capital de la comarca para que lleve su nombre. En el expediente para la concesión, se define a Alfonso Gutiérrez Cuevas, como un hombre de valores, así como un perfecto embajador de Liébana.
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José Angel Cantero - Marzo-2.008 |