Esteban Cuevas González, un republicano de los de verdad
Esteban Cuevas González fue el más pequeño de los cuatro hijos que tuvo el matrimonio formado por Pedro de las Cuevas (tíu Perico) y Marina González. Esteban nació en el pueblo de Esanos el día 1 de Agosto de 1.913. Su infancia transcurrió parecida a la que vivieron los demás niños de Bedoya a principios del siglo XX. Años duros para todos donde la miseria, el trabajo y una escasa asistencia a la escuela imperaban en los pueblos lebaniegos. Su hermano mayor, Jesús, emigró de muy joven a Argentina donde se estableció y formó una familia. Esteban, que casi no tuvo tiempo de conocerle, quedó en la casa paternal junto a sus otros dos hermanos: Pedro y Vitorina.
Sus padres eran unos humildes labradores que para sacar adelante a sus hijos, solo les servía trabajar denodadamente en el campo. Así transcurrió la adolescencia de Esteban. No todas las veces que quería, podía asistir a la escuela. Le gustaba mucho estudiar dejando siempre constancia de una mente privilegiada, pero en ocasiones tenía que ir de pastor, o a ayudar a sus padres en las labores agrícolas.
Cuando tenía 17 años fallece su madre y a partir de entonces, con su padre ya anciano, es su hermano Pedro el que toma las riendas de la casa. Son tres hermanos y los tres solteros. De todo esto se aprovecha Pedro que explota a sus hermanos al máximo. Trabajar y trabajar en el campo con la pareja de vacas tudancas y sin ningún respaldo económico, solo por la comida....., así fue la juventud de Esteban.
Su hermano Pedro, diez años mayor que él, sentía una gran atracción por la lectura. Había leído muchos libros, todos con ideales izquierdistas, lo que le influyó en su pensamiento y en su vida. Los libros jugaron un papel determinante en su visión del mundo. Era consciente de que las ideas republicanas tenían escaso apoyo social entre las personas de Bedoya, pero también había algunos adeptos. Contaba ya con la oposición de los vecinos más pudientes y por supuesto también con la del cura. Esas ideas republicanas se las inculcó y transmitió a Esteban, que por otra parte, estaba bastante receptivo a ello.
Cuando estalló la Guerra Civil Española, Esteban combatió como soldado en las filas republicanas en el Batallón 105, en la comarca de Campóo-Valderredible, donde fue apresado y trasladado a un campo de concentración en Burgos. Después fue incorporado a las filas franquistas, pero en Arévalo (Ávila) consiguió desertar, escapando a su casa de Esanos sin ser descubierto.
La cárcel
Tras la guerra civil española, durante los años 40, en muchas zonas de España surgieron los movimientos guerrilleros antifascistas de resistencia, conocidos como maquis. Los maquis fueron personas implicadas en movimientos políticos de izquierdas que, tras la derrota del ejército republicano, muchos de sus componentes prosiguieron la lucha armada al amparo de las montañas. Allí resistieron, pasando a convertirse en lo que se dio en llamar “huidos”, “maquis”, o “los del monte”, o “emboscaos”, o “bandoleros” como los llamaba la Guardia Civil.
Liébana, por la morfología del terreno, era un lugar estratégico para ellos. Uno de estos movimientos guerrilleros fue la "Brigada Machado", dirigida al principio por el mítico Ceferino Róiz “Machado” y más tarde por el legendario Juanín. Tenía como campo de operaciones la zona de los Picos de Europa y contaba en el pueblo de Esanos con un importante punto de apoyo.
Este soporte era uno de los procedimientos de supervivencia para los del monte. Los guerrilleros vivían de lo que les proporcionaban sus enlaces y de vez en cuando también de los atracos cometidos contra personas afines al Régimen. Esteban fue un fiel colaborador suyo, suministrándoles información, alimentos y posada. Pero corría un espinoso riesgo, ya que las detenciones de enlaces implicaban palizas, torturas y a veces hasta ejecuciones. Por ello se estableció un engranaje de control social donde el miedo, los chivatazos y la sospecha, tenían como telón de fondo la cárcel, el destino que debían ocupar los que se apartaran de la senda marcada.
Ese fue uno de los ejes fundamentales del aparato represivo del régimen franquista: el encarcelamiento masivo de todo aquel que formaba parte de la anti-España, convirtiéndose la cuerda de presos en la imagen habitual de la posguerra.
Tras soportar múltiples registros domiciliarios y más de una paliza, Esteban fue detenido el 17 de Agosto de 1950 en Esanos siendo condenado y conducido a la cárcel de Santander donde estuvo incomunicado los ochos primeros días. Esteban se hizo responsable del apoyo que dio a los componentes de la Brigada. Nunca lo negó, aunque para hablar tuvo que besar el azote de la tortura en su cuerpo. Le inmovilizaban sus brazos con un cepo del que le quedaron secuelas en las muñecas. Estuvo en prisión preventiva hasta el 29 de Octubre del 52.
El 27 de Enero de 1.953 se celebró en Burgos el Consejo de Guerra contra más de cuarenta personas lebaniegas y de Peñarrubia, todos colaboradores de la Brigada Machado, y entre ellos estaban los hermanos Pedro y Esteban Cuevas. En ese Consejo de Guerra, Esteban fue condenado a cinco años de prisión menor y su hermano Pedro a dos años. Posteriormente su hermano fue indultado totalmente de la pena y a Esteban se les concedió el indulto de la mitad de la pena, que cumplió en la cárcel de Santander. Salio de la prisión en el año 1.954.
Consejo de Guerra
"La familia integrada por los procesados Consuelo Alonso y alguno de sus hijos estuvieron en relación con Ceferino Roiz "Machado", desde antes de dedicarse éste al bandolerismo y una vez que formó partida de bandoleros, prestó Consuelo su domicilio (en Esanos) como punto de apoyo y refugio de carácter permanente para los bandoleros prestándoles toda clase de atención y recibiendo de éstos distintas cantidades de dinero procedente de los atracos realizados, pagándola de esta forma los servicios prestados.
Por mediación de Consuelo, los bandoleros de la partida de "Juanín" entraron en relación con los hermanos Pedro y Esteban Cuevas, en cuyos domicilios pernoctaron en distintas ocasiones, rompiendo Pedro Cuevas toda relación con los bandidos, e incluso con Consuelo, desde el año 1944, pero su hermano Esteban continuó su relación con los bandidos, si bien no en su domicilio, pero acudía a visitarlos a casa de Consuelo y esto hasta Junio de 1950 si bien no constan que estos procesados hayan tenido relación directa o indirecta con los atracos cometidos por la partida, pero conocían la existencia de ésta y sus componentes”.
La vida en la cárcel la sobrellevaba como podía. La falta de higiene, las condiciones de vida infrahumanas y el hacinamiento fueron germen de epidemias entre los presos, que originaron muertes y enfermedades difíciles de erradicar. La comida era mala, pero soportable. Mucho mejor que en los difíciles años 40 y las normas carcelarias permitían lecturas, recreos y paseos. Los libros que allí había no trataban de sus temas preferidos pero daba lo mismo. Esteban era un apasionado por la lectura, le gustaba tanto que leía todo lo que caía en sus manos. Allí forjó todo el acopio de sabiduría que le adornaba.
Hay que mencionar también otra faceta de Esteban. Siempre estaba de buen humor, contando chistes y ocurrencias. En sus ratos de ocio en la cárcel, tuvo tiempo para todo, hasta componer una esquela y un Padrenuestro “sui generis”:
”Rogad a Dios en caridad por el alma de la muy sabrosísima señora Doña Patata, fallecida en España, víctima de los especuladores.
- Su esposo, Don Pan de Luto. Hijos, el Arroz y la Carne que al enterarse llegaron de Argentina congelados de dolor. Sobrinos, primos y demás familia, ruegan a Dios una oración por su eterno descanso.
- Oración:
Padre nuestro que estás en el Pardo y que te llamas Franco. Santificado sea tu nombre si nos das pan blanco. Hágase tu voluntad y no la de Abastos. El pan nuestro de cada día dánosle hoy de 1.500 gramos y perdónanos nuestras deudas que cada día van aumentando. Y no nos dejes caer en la tentación de tanto ladrón cabrón. Amén”.
Después de recuperada la libertad, regresa a Esanos, pero su hermano Pedro apenas había cambiado de conducta y no se aviene con Esteban, que siguió siendo un esclavo en la casa familiar. Si en la guerra o en la cárcel estuvo mal, no estaba mucho mejor en su casa. Su hermano le explotaba al máximo. Cansado de él, Esteban decide marchar de casa, así que tomó la determinación de vender al hermano el pequeño caudal que le había correspondido de la herencia de sus padres, recibiendo por todo “cuatro duros”. Esteban, con el dinero cobrado, lo invirtió luego en Acciones del Banco Santander.
Una vez que Esteban salió de la casa familiar, estuvo rodando por diversas casas pudientes lebaniegas donde ejercía de criado. Primeramente se fue a trabajar al pueblo de Trillayo en casa de Dª Josefa Gutiérrez. De allí se fue con D. Félix Peral, el de la Abadía, en Cabezón de Liébana. Más tarde estuvo en Viñón con Paco Reda. Estuvo también con Campuzano en Campañana. Pasó otra temporada en Camaleño y finalmente estuvo otro poco de tiempo también con su primo carnal Vitoriano Cuevas (Vitín) en Ojedo. Aquí coincidió con su hermana Vitorina que estuvo muchos años trabajando en la misma casa del primo. En esos malos años, década de 1.950, ganaba poco pero era suficiente. Lo bueno que tenía era que le daban bien de comer y él correspondía con su trabajo. Estuvo contento en todas las casas donde trabajó y él tampoco nunca les falló.
A finales de los años 60, tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en la empresa que tenía “Chicho” en Liébana, haciendo siempre trabajos para la Diputación Provincial. Esteban entró de peón y por entonces estaban construyendo la carretera de Fuente Dé y el Parador Nacional en el mismo lugar.
Soltero y sin domicilio propio donde hospedarse, Esteban decide buscar una pensión en Potes. Desde la villa lebaniega tenía que coger todos los días un camión que subía a los obreros hasta Espinama. Así, en el año 1.969, entra de pensión donde los Camachos. Por aquel entonces, los hermanos Pepe y Mariano Camacho acababan de abrir un bar con posada en el barrio San Cayetano de Potes.
Esteban se jubila en el año 1.978 abriéndosele una nueva vida con la lógica modificación de su ritmo y costumbres. A partir de esa fecha dedica su tiempo libre, que es todo, en practicar sus pequeños caprichos. En ocasiones colabora ayudando a Mariano en los cuidados de la viña de Valmeo, poniendo en práctica de nuevo sus conocimientos de viticultor adquiridos de joven en sus viñedos de Bedoya. Hace también pequeños recados en el bar para entretenerse.
Lo primero que hacía nada más levantarse, sin poner siquiera la chaqueta, era ir a buscar agua a la cercana fuente de la “Riega”. A continuación desayunaba y salía a andar. Le gustaba mucho andar, no se lo perdía nunca, lloviera o nevara. Generalmente recorría los caminos en dirección a la “Molina”, otras veces iba hasta “Fonfría” para cruzar luego por la zona de los Institutos y pasar por el puente nuevo peatonal. No paraba. Otra faceta de Esteban era que le gustaba mucho la cocina y no era extraño verle merodeando entre los pucheros por la cocina del bar. No perdonaba tampoco, por la festividad de Todos los Santos, su visita al cementerio de Potes. Siempre se colocaba en el mismo lugar, al lado derecho del cementerio, en lo más apartado. Allí descansan los restos del legendario Juanín y de la familia de Dominador, muertos éstos últimos en su domicilio de Tama en un enfrentamiento con la Guardia Civil.
Con su hermano Pedro había perdido todo trato familiar. No se relacionaban, aunque Esteban lo intentó en más de una ocasión, pero nunca lo consiguió. El día del fallecimiento de Pedro en Lebeña, donde vivió sus últimos años (09-02-2000), quiso que le acercaran hasta el citado pueblo para asistir a sus exequias.
¿Cómo era Esteban?
Esteban era una de esas paradojas que da la naturaleza: fue un hombre de poca estatura, pero con un enorme corazón, que mantuvo y conservó toda su lucidez hasta el último día de su vida.
Políticamente fue un libertario que luchó por sus derechos, contra la tiranía y contra las injusticias. Dedicó su vida a los ideales de justicia y libertad. Aparte fue una persona trabajadora, precavida, esclavo y muy solidario, y a la vez muy inteligente.
Dio parte de su vida para sus prójimos, para los necesitados y por hacerlo le condenaron, le maltrataron y le encarcelaron. Era también una persona reservada que aprendió mucho de sus encuentros y contactos con los componentes de la Brigada Machado. Cuando tenía que decir algo importante, siempre lo hacía sigilosamente y con la palabra “secreto” como estandarte.
Era también un hombre desprendido. Raro era el año que no invitaba a comer a familiares, generalmente primos, y amigos. Ese día Esteban era el hombre más feliz del mundo, se le iluminaba el rostro.
Ofreció también dinero a sus sobrinos en Argentina para que vinieran a España cuando el citado país pasó por serios problemas económicos. Les ofreció un millón de pesetas y gastos de viaje pagados. Ya estaba todo concertado y de la noche a la mañana no volvió a saber más de ellos. No volvieron a contestar a los requerimientos de Esteban.
Económicamente se arreglaba bien. Tampoco necesitaba mucho. Aparte de su jubilación, después de llegar la democracia a España salió una Ley por la que se reconocían medidas y derechos a quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, lo que supuso a Esteban una prestación económica. Además, las Acciones que años antes había comprado del Banco Santander, experimentaron una fuerte subida, lo que le suponía buenos dividendos. Tanto es así que se pudo permitir el lujo de pagar mensualmente una cuota a la residencia de ancianos Félix de las Cuevas de Potes. No le gustaba mucho tener que ir allí, pero la vida da muchas vueltas y por si acaso, allí tenía una cama libre para él por si algún día la necesitaba.
Esteban había nacido dentro de una familia religiosa, como eran la mayoría de las familias lebaniegas. Por tanto, fue educado dentro de los cánones de la Iglesia y había practicado con todos los deberes religiosos. Una vez que militó en las filas republicanas se fue distanciando de tales prácticas. Pero a raíz de su jubilación no era extraño verle de vez en cuando en la parte trasera de la Iglesia de Potes. Tanto es así, que luego no dejaba Domingo, ni festivo de cumplir con el primer Mandamiento de la Iglesia.
Los que mejor le conocieron fueron sin duda los hermanos Camacho con los que estuvo viviendo casi 40 años. Durante todo ese tiempo, Esteban fue considerado como un integrante más de esa familia. Primeramente porque se lo había ganado, pero también hay que resaltar el cariño con que le acogieron y cuidaron hasta sus últimos momentos.
Uno de ellos, Mariano, es el que nos cuenta cómo era Esteban: “Esteban era un republicano de los de verdad, lo llevaba en el alma. Lo decía y lo demostraba ante todo el mundo. No era como muchos que se escondían o no querían decirlo. Él lo demostraba”.
“Pero no tenían nada que ver sus ideales políticos con la religión. Todos los años se acercaba a mi y me comentaba en voz baja: “Te voy a decir una cosa en secreto……, quiero ir a Santo Toribio……”. Yo ya sabía el motivo, así que me encargaba de buscarle un fraile para confesarse y luego le acercaba en el coche. Por lo menos una vez al año, aunque en ocasiones lo hacía un par de veces. “Pero si era el más santu de Liébana, ¡qué pecaos iba a tener…..!!!”, exclama Mariano.
“Esteban era una persona reservada, prosigue Mariano. No le gustaba hablar de política con gente que no fuese de su confianza, no aceptaba a cualquiera. También era espléndido con los suyos, una persona auténtica con sus amigos; no era farsante, aunque tenía un amplio sentido del humor. Era sencillo y admirable. Con quien no conocía se apartaba sin meter mucho ruido y no había más. Era un hombre sano en el trato, en el comer….. ¡Cómo será que se puede decir que nunca estuvo enfermo!.
"En el bar pasaba largos ratos sentado hablando con los clientes y si era con gente joven, mejor que mejor. Le encantaba estar rodeado de mujeres, se le iluminaban los ojos. De vez en cuando hacía algunos recados para el bar. Siempre se ofrecía él por su propia voluntad, no porque se lo mandara nadie. Tampoco admitía que se le mandara nada. Tenía que salir de él”.
“La última Nochevieja la celebró con nosotros de una forma especial. Normalmente otros años, después de cenar, se retiraba a su habitación. Allí veía la tele o se acostaba, no lo se. Pero ese año se quedó con nosotros. Después de cenar quiso tomar una copa de champán. No solía hacerlo nunca, pero para sorpresa nuestra la tomó. Al cabo de un rato ya nos retirábamos a descansar, pero teníamos que pasar por el bar y me dice: “Mariano, me gustó la copa que tomé, ¿tomamos otra?”. Cómo no….!!!, le dije y así tomamos hasta cuatro copas más. Luego le acompañé hasta la habitación, tuve miedo a que cayera por las escaleras que había que subir. Yo iba detrás de él, por si caía poder echarle una mano. Pero no cayó, llegó a la habitación y esperé a que se metiera en la cama. Al otro día le pregunté cómo había dormido. “De maravilla”, me respondió Esteban. Repito que Esteban no solía beber, pero ese último día de fin de año, lo despidió como nunca lo había despedido”.
Poco duró ya. El día 21 de Enero Esteban se sintió indispuesto. Vino el médico y le recetó unas medicinas. Como ese día era fiesta en Potes, San Vicente mártir, estaba de guardia la Farmacia de Ojedo. Allí fue Mariano a buscar los medicamentos, que para poco sirvieron porque a los dos días, en la mañana del día 23 de Enero de 2.008, fallecía Esteban en Potes a los 94 años de edad.
Homenajes
Sin ningún género de dudas, ninguna persona, nacida en el valle de Bedoya durante el pasado siglo XX, ha recibido, después de muerto, tantos homenajes como Esteban. Por algo será.
Entre las asociaciones que le homenajearon, unos en el cementerio de Potes y otros a través de Internet, están:
- Cantabria proletaria - Conceju Cántabru Popular
- Regüelta - AGE en Cantabria - Memoria antifacista - Cantabria proletaria - AHAZTUAK 1936-1977 (Navarra) - Los de la Sierra (Francia) - Justicia y Memoria
Estas son algunas de las reseñas que dedicaron a Esteban:
- "Aquí estamos, Esteban, algunos de los que seguimos sobreviviendo y tratando de seguir el camino que nos marcaste: el camino de la DIGNIDAD. Hemos venido a honrar tu recuerdo”.
- Dice el Evangelio: “Dar de comer al hambriento y de beber al sediento”. Eso es precisamente lo que practicó Esteban. Dio parte de su vida para sus prójimos y por hacerlo le condenaron, le maltrataron y le encarcelaron. Ayudaba a quien lo necesitaba sin mirar si iba poco o mucho a misa, o era muy amigo de los uniformados. Gracias por marcarnos esa difícil senda de la solidaridad”.
- Seguiremos tu ejemplo de vida, Esteban, y aprenderemos de quienes entregaron todo en su lucha por LA LIBERTAD, LA IGUALDAD Y LA FRATERNIDAD ”.
- “El Conceju Cántabru Popular quiere honrar la memoria de Esteban Cuevas, su vida y su aportación a la lucha. Queremos dejar constancia y bien claro que su esfuerzo no ha sido en vano, y que la antorcha roja de su lucha la recogemos otros hoy. Que lucharemos como lo hicieron nuestros antecesores y antepasados, y llevaremos la antorcha de la lucha y resistencia con orgullo y bien alta”.
- “Tu nombre, Esteban Cuevas González, estará donde se merece entre los de los luchadores, combatientes y resistentes, hombres de bien que dedicaron su vida, e incluso la dieron muchos de ellos por el bien de sus gentes, por el bien de este Pueblo”.
- “Agradecidos también a Esteban, por su ejemplo histórico para quienes venimos detrás. Gracias, por luchar contra la sinrazón, cuando te lo jugabas TODO”.
- “Esteban, hasta el día de su muerte, se mantuvo fiel y firme en los principios de izquierdas que siempre defendió. Su nombre pasa ya a estar entre los nombres de nuestros héroes, de nuestros luchadores, de los hombres y mujeres lebaniegos que un día estarán en los libros de historia".
- “Indudablemente Esteban merece ser recordado como una persona que puso en riesgo su vida para apoyar y aportar a la resistencia cántabra. Si no olvidamos su historia nunca morirá del todo”.
Que éstas líneas sirvan para dignificar y mantener viva la memoria de un héroe silencioso, sufrido y bueno como fue este ilustre lebaniego del valle de Bedoya.
José Angel Cantero Cuevas - Diciembre 2.011 |